De nuevo la perversidad de Joan Bennet, riéndose no a escondidas, como en la película de Lang, sino frente a frente, de su marido (Robert Preston) por su pusilanimidad y su cobardía. Y es que la chica parece haberse especializado en este tipo de papeles de mujeres fatales de mortales carcajadas. Porque, miren, la burla es muchísimo mas letal que la bala y una carcajada a tiempo, o a destiempo según se mire, puede ser peligroso para la salud, de los otros evidentemente.
Porque por mucho que se intente que el meollo de la película sea " ¿Pero, quien mató a Francis? " la cosa no va por ahí. La cosa destila mucha mas psicología. No en vano la novela de partida proviene de un tipo machista, misógino y complicado como Ernest Hemingway y el quid de la cuestión estriba más en las carencias femeninas que en las abundancias masculinas. La unica abundancia es el dinero y claro, el lecho nupcial no es precisamente para ocuparlo simplemente con dinero. La locura del dolar unicamente tiene un tratamiento eficaz para recuperar la razón perdida por el dinero y esto lo sabía hasta Bocaccio cuando escribió su Decamerón. Pobres pero "honrados",que en sentido figurado viene a ser algo así como bien dispuestos a la doma de gacelas, panteras y gatas mimosas. Y siguiendo con los tópicos cinegéticos, el verdadero safari de la Sra. Macomber pretendía otro tipo de piezas, leones o búfalos, da lo mismo al propio tiempo que dejaba bien expuestos en las vitrinas unos espléndidos cuernos de antílope africano.
En el terreno de la psicología la película resulta interesante. No tanto en lo que se refiere a la intriga o al romance. Incluso en el aspecto pasional, sabemos que entre mosquiteras algo debió ocurrir entre el guía y la insatisfecha señora por alguna frasecita caída como al azar y porque en la selva hace mucho calor. También porque la película en castellano se rotuló Pasión en la selva. O sea que algo debió pasar, aunque los censores patrios o los extraños se encargaron seriamente de cuidar nuestra salud, no sucediese que el personal devoto de María se escandalizase y se apuntasen a la devoción de Frascuelo.
En resumen la cosa queda en un trabajo digno de Zoltan Korda, especialista en cine de exotismos varios (Sahara, El libro de la selva, Tempestad sobre el Nilo ) apuntalado por una buena aunque corta historia de Hemingway llena de guiños al espectador para que leyese entre líneas aquello que no era social ni politicamente correcto decir.
Porque por mucho que se intente que el meollo de la película sea " ¿Pero, quien mató a Francis? " la cosa no va por ahí. La cosa destila mucha mas psicología. No en vano la novela de partida proviene de un tipo machista, misógino y complicado como Ernest Hemingway y el quid de la cuestión estriba más en las carencias femeninas que en las abundancias masculinas. La unica abundancia es el dinero y claro, el lecho nupcial no es precisamente para ocuparlo simplemente con dinero. La locura del dolar unicamente tiene un tratamiento eficaz para recuperar la razón perdida por el dinero y esto lo sabía hasta Bocaccio cuando escribió su Decamerón. Pobres pero "honrados",que en sentido figurado viene a ser algo así como bien dispuestos a la doma de gacelas, panteras y gatas mimosas. Y siguiendo con los tópicos cinegéticos, el verdadero safari de la Sra. Macomber pretendía otro tipo de piezas, leones o búfalos, da lo mismo al propio tiempo que dejaba bien expuestos en las vitrinas unos espléndidos cuernos de antílope africano.
En el terreno de la psicología la película resulta interesante. No tanto en lo que se refiere a la intriga o al romance. Incluso en el aspecto pasional, sabemos que entre mosquiteras algo debió ocurrir entre el guía y la insatisfecha señora por alguna frasecita caída como al azar y porque en la selva hace mucho calor. También porque la película en castellano se rotuló Pasión en la selva. O sea que algo debió pasar, aunque los censores patrios o los extraños se encargaron seriamente de cuidar nuestra salud, no sucediese que el personal devoto de María se escandalizase y se apuntasen a la devoción de Frascuelo.
En resumen la cosa queda en un trabajo digno de Zoltan Korda, especialista en cine de exotismos varios (Sahara, El libro de la selva, Tempestad sobre el Nilo ) apuntalado por una buena aunque corta historia de Hemingway llena de guiños al espectador para que leyese entre líneas aquello que no era social ni politicamente correcto decir.
2 comentarios:
La música de los títulos de crédito parece más propia de una película de romanos. Pero no me extraña siendo de Miklós Rozsá. Y como me parece que no la recomiendas con entusiasmo creo que no la veré. Saludos
No conozco la película pero al ver el cartel me ha venido a la memoria la discusión que teníamos en el pueblos por si se pronunciaba Gregory Peck o "Pick". Un saludo
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