Me viene a la memoria El último romántico de Nicola di Bari. Lo busco en You Tube. Lo escucho mientras escribo este comentario. Y me pregunto ¿Me estoy desfasando? Yo, devoto de Blade Runner, Alien y El padrino, encandilado por el cine de Borzage y los ojos de Loretta Young. ¿Que hace un chico como yo en un lugar como este? Será que cuando uno ya no es tan chico lo esencial le gana el terreno a lo accesorio. Será.
Una vez expulsados un poco mis demonios, hablemos de Borzage y de esta obrita maravillosa. Y digo obrita no minusvalorándola sino en un tono intimista. Con esa intimidad que sigue a 80 minutos de amor. ¡ Oigan, que ya es amor, no vayan a creer! Amor del de antes. Del de contigo pan y cebolla. Del amor en los tiempos de aquel crack bursátil más mortal que el cólera.
Y frente a ese amor, una tronera para mirar las estrellas y las aves que vuelan. Símbolos de una libertad que se entremezcla con la ruidosa sinfonía de los trenes en movimiento. Y Billy (Spencer Tracy) soñando y Trina (Loretta Young) dejando soñar. Semejante a un hermoso cuento donde las verdes praderas, los palacios, las princesas y las puestas de sol han sido sustituidas por poblados chabolistas, chicas hambrientas y hombres anuncio destellando en la noche. Eso sí, el colorín colorado y el comieron perdices no falta.
Y todo ello en una trama de pequeñas cosas, de palomas, de maíz, de Bíblias, de esas flores llamadas zenias, de béisbol, de Babe Ruth, de alguna borrachera que otra, de zancudos hombres anuncio, de delitos perdonables y perdonados viendo a Billy dando cuerda al muñeco de juguete. Y sobre todo, una cocinita, ese claro objeto de un deseo enamorado. Cocinita igual a amor. No saquen conclusiones precipitadas. Aquí no se está hablando de quien cocinará después. No vean machismos ni feminismos. O al menos déjenlos para luego. En un principio la cocina es una declaración de amor sin palabras.
Aunque, y esto es lo mejor, el tren se aleja y la cocinita queda triste y sola como la escuela. Y los plazos sin pagar...
Una joya.
Una vez expulsados un poco mis demonios, hablemos de Borzage y de esta obrita maravillosa. Y digo obrita no minusvalorándola sino en un tono intimista. Con esa intimidad que sigue a 80 minutos de amor. ¡ Oigan, que ya es amor, no vayan a creer! Amor del de antes. Del de contigo pan y cebolla. Del amor en los tiempos de aquel crack bursátil más mortal que el cólera.
Y frente a ese amor, una tronera para mirar las estrellas y las aves que vuelan. Símbolos de una libertad que se entremezcla con la ruidosa sinfonía de los trenes en movimiento. Y Billy (Spencer Tracy) soñando y Trina (Loretta Young) dejando soñar. Semejante a un hermoso cuento donde las verdes praderas, los palacios, las princesas y las puestas de sol han sido sustituidas por poblados chabolistas, chicas hambrientas y hombres anuncio destellando en la noche. Eso sí, el colorín colorado y el comieron perdices no falta.
Y todo ello en una trama de pequeñas cosas, de palomas, de maíz, de Bíblias, de esas flores llamadas zenias, de béisbol, de Babe Ruth, de alguna borrachera que otra, de zancudos hombres anuncio, de delitos perdonables y perdonados viendo a Billy dando cuerda al muñeco de juguete. Y sobre todo, una cocinita, ese claro objeto de un deseo enamorado. Cocinita igual a amor. No saquen conclusiones precipitadas. Aquí no se está hablando de quien cocinará después. No vean machismos ni feminismos. O al menos déjenlos para luego. En un principio la cocina es una declaración de amor sin palabras.
Aunque, y esto es lo mejor, el tren se aleja y la cocinita queda triste y sola como la escuela. Y los plazos sin pagar...
Una joya.
2 comentarios:
Anoche me leí de tirón una pequeña obrita literaria de 120 páginas titulada "84 Charing Cross Rd". Se trata de una serie de cartas, cruzadas entre dos continentes en los años de postguerra, en las que una enamorada de libros de segunda mano hace una serie de pedidos a esta librería inglesa. A lo largo de los años, dichas cartas se convierten en algo más y en la distancia surgen sentimientos nobles como la amistad.
Cuando terminé de leer la "obrita"(lo digo en el mismo sentido que tú) pensé que aquella comunicación de la neoyorkina con el librero y su personal era algo como un blog. Muchos de nosotros intercambiamos estas películas de "segunda mano" para el goce. Al mismo tiempo, sin conocernos, sin saber quienes somos, se establece una corriente de amistad que queda colgada en los hilos invisibles de internet.
No me gustaría que esta corriente se unterrumpiese y que los blogs amigos no se cerraran nunca....pero como las viejas tiendas algún día tendrán que hacerlo.
Bueno, al final no te he dicho nada de la peli. ¿Sabes qué?...No la he visto, pero esos diez minutos que incluyes son preciosos. Ese Tracy embutido en esos tremendos zancos es una maravilla.
Pásate un buen fin de semana, Father, y que la próxima sigamos en el buen camino comunicativo.
Un abrazote.
cuanto amor se nota que le has puesto en esta pagina wed, te felicito, buscame en mi canal de youtube Otratvesnecesaria
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