Underworld (La ley del hampa) de Von Sternberg es el último film mudo de la Paramount y al propio tiempo el film pionero del cine de gángsters, basado en un guión escrito por Ben Hecht, uno de los guionistas más prolíficos de Hollywood a pesar de que sus relaciones con la industria del cine nunca fueron de su agrado, manteniéndolas únicamente por dinero. Aún así se le reconocieron dos Oscars de la Academia, uno de ellos precisamente por Underworld.
Hay que decir que Hecht procedía del mundo periodístico de Chicago y que con seguridad había tenido oportunidades de trabajo suficiente para especializarse en el mundo del hampa. Fruto de ello fue no solo Underworld sino también Scarface de Howard Hawks, cuya concordancia era evidente (recuerden el anuncio de neón con el lema "El mundo es tuyo" común en ambos films) y que además retrataban el mundo real de los jefes de los gangs. El gángster propietario de una floristería era un personaje de Chicago, lo mismo que el Tony Camonte de Scarface es la pura representación de otro gángster real, Al Capone.
Pero las similitudes terminan en el mismo lugar que empiezan las odiosas comparaciones. Scarface es mucho mejor película. Underworld tiene sus virtudes pero suaviza en exceso la violencia, aunque alguien haya comparado el acoso a Bull Weed en su escondite con el mejor cine de Peckinpah, léase Grupo Salvaje. Las armas de Von Sternberg no están tanto en los revólveres sino en las relaciones interpersonales y esta es la oferta de La ley del hampa, un triángulo donde el amor se enfrenta al agradecimiento, que de bien nacido es ser agradecido. Y en este terreno la película se mueve bien aunque con un exceso de moralina final que la descafeína un tanto.
Cuenta con momentos muy interesantes, bastante suspense y hasta cierto fino erotismo un tanto avanzado para la época y el género que estaba naciendo. Imprescindible para cinéfilos impenitentes.
Hay que decir que Hecht procedía del mundo periodístico de Chicago y que con seguridad había tenido oportunidades de trabajo suficiente para especializarse en el mundo del hampa. Fruto de ello fue no solo Underworld sino también Scarface de Howard Hawks, cuya concordancia era evidente (recuerden el anuncio de neón con el lema "El mundo es tuyo" común en ambos films) y que además retrataban el mundo real de los jefes de los gangs. El gángster propietario de una floristería era un personaje de Chicago, lo mismo que el Tony Camonte de Scarface es la pura representación de otro gángster real, Al Capone.
Pero las similitudes terminan en el mismo lugar que empiezan las odiosas comparaciones. Scarface es mucho mejor película. Underworld tiene sus virtudes pero suaviza en exceso la violencia, aunque alguien haya comparado el acoso a Bull Weed en su escondite con el mejor cine de Peckinpah, léase Grupo Salvaje. Las armas de Von Sternberg no están tanto en los revólveres sino en las relaciones interpersonales y esta es la oferta de La ley del hampa, un triángulo donde el amor se enfrenta al agradecimiento, que de bien nacido es ser agradecido. Y en este terreno la película se mueve bien aunque con un exceso de moralina final que la descafeína un tanto.
Cuenta con momentos muy interesantes, bastante suspense y hasta cierto fino erotismo un tanto avanzado para la época y el género que estaba naciendo. Imprescindible para cinéfilos impenitentes.
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