viernes, 20 de febrero de 2009

LAS FRONTERAS DEL CRIMEN (JOHN FARROW - 1951)



En cine, como en casi todo lo que concierne a esta vida, la capacidad de inventiva se hace cada vez más difícil. La mayoría de los temas que nos parecen novedosos, alguien ya los trajinó con anterioridad. Este es el caso de Las fronteras del crimen, película de John Farrow que parece querer recordarnos aquel Cara a Cara de John Woo, con intercambios faciales Travolta-Cage.

Aquí la cosa no llega a tanto. Más bien se queda en conato. En intento nulo, por utilizar léxicos deportivos. Claro que en el interín encontramos de todo, desde un Mitchum a lo Mitchum, es decir, irónico y por encima del bien y del mal, hasta una Jane Russell llena de exhuberancias al gusto Howard Hughes, pasando por un Vincent Price que, abandonando sus habituales looks terroríficos pone una nota de humor inusual y un tanto desafinada en una película que parece encuadrarse en el cine negro pero que navega un tanto a la deriva impulsada por aires de comedia o de melodrama ocioso y vacacional.

Se ha dicho que hay tres películas en una. La primera, secuencialmente, puro cine negro con un Raymond Burr en plan mafioso exiliado y con morriña de retorno y un Robert Mitchum caracterizando, por así decirlo, un personaje típico de Chandler. ¡Ah!, y donde no falta la vamp de turno. La segunda, cine vacacional, hotelito playero, alguna parejita en apuros y una partida de poker salvadora. Y mucho, mucho ocio. Y la película final, donde Price se erige en Price superstar y a golpe de sentencias shakaspearianas y de escopetas en ristre “lidera la revolución” a lo viva Zapata, dotando de una bis cómica a la película que podrá gustar más o menos pero que no está exenta de originalidad. Añado, por ser justo, que Vincent Price lo hace bien, incluso aunque no estemos de acuerdo con el giro folletinesco de la obra.

Este “menàge a trois” resulta curioso y ciertamente el film acaba obteniendo nuestro aprobado, especialmente por lo que hace a los diálogos, francamente ingeniosos y también por las escenas de acción finales en entornos complicados como las estrechas escaleras o la sala de máquinas del barco. Eso si, no debemos ser demasiado exigentes. ¿Entendido?...







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