domingo, 1 de febrero de 2009

ANNIE OAKLEY (GEORGE STEVENS - 1935)


Una Barbara Stanwyck que con 28 años ya había protagonizado dos personajes estelares con Capra en La mujer milagro y La amargura del general Yen, trabaja aquí con George Stevens quien dieciocho años mas tarde dirigiría la excelente Shane (Raíces profundas) y que por aquel año 35 era un realizador principiante que apuntaba muy buenas maneras. El tema escogido fue la historia real de Annie Oakley, tal vez la mejor tiradora del Oeste, a quien Sitting Bull bautizó como "la pequeña tiro fijo" y que, formando parte del espectáculo del salvaje oeste del coronel Cody (Búfalo Bill) recorrió no solo los Estados Unidos sino el mundo entero.

La película se ajusta plenamente a los hechos realmente sucedidos lo cual, además de otorgar un punto a su favor, ratifica una vez más aquello de que la realidad supera en muchas ocasiones a la ficción o, como mínimo, la iguala. Así, lo que podría haber sido una "frivolité" del guión, como por ejemplo, el cigarrillo apagado por disparo de rifle en la boca del futuro kaiser, aconteció realmente y, como bien dice Barbara Stanwyck "podría haber cambiado el curso de la historia".

Filmada, como no podía ser de otra manera, en forma de comedia para todos los públicos, la película ofrece secuencias antológicas como la del gran jefe indio Toro Sentado desconcertado buscando la cama, la de los cocineros preparando las codornices cazadas por Annie (otro hecho real, por cierto) o incluso aquella en que el gran Búfalo Bill se suelta literalmente la melena siendo el hazmerreír de la "troupe". Esta sencillez en cuanto a sus planteamientos tal vez haya sido la causa de una minusvaloración pero, a decir verdad, es un buen trabajo de Stevens y una película excelente en el género de films de los años 30 de entretenimiento y para todos los públicos, cuyo grado de envejecimiento no ha sido demasiado malo sobre todo por tratarse de hechos históricos puestos al alcance de los espectadores de cualquier época.

Por lo que hace al reparto me quedo con Barbarita, quien tiene sobre mi ese poder de seducción cinematográfica solo reservada a las más grandes. A su lado Preston Foster sigue siendo un desconocido y Melvyn Douglas una estrella en potencia, deslumbrada por la luminosidad de la Stanwyck. ¡Ah! Y el jefe indio Thunderbird muy propio en el papel de Toro Sentado.








1 comentario:

Jack dijo...

No he visto la película pero si destaco a Barbara Stanwyck como actriz que no fue nunca de guapa. Especialmente me gusta en Bola de Fuego, Juan Nadie y Las Tres Noches de Eva. Todas del mismo año.