Los años 40 fueron la década "prodigiosa" del cine negro. Pero los 50 ya eran otra cosa. Fueron años de un género que, algunos críticos califican como Cine del Sindicato (del crimen, evidentemente). En este sentido, The enforcer, es una cinta pionera que se estructura sobre hechos reales, las revelaciones hechas en 1940 por Abe Reles sobre la existencia de una organización denominada Murder Inc y las investigaciones impulsadas por el Comité Kefauver en 1950. De ahí que la película tenga más de documental que de cine negro tardío.
En cualquier caso, de esta triple conjunción (cine negro, cine de bandas organizadas y cine documental) resulta una obra encomiable por muchos aspectos y que engancha al espectador en una trama de macabros negocios dirigidos desde la sombra por el mafioso principal, algo así como un consejo de administración unipersonal, y ejecutados por una corte de impresentables personajes que ejecutan los "contratos" y liquidan los "objetivos" asignados (por cierto, términos reales en la jerga de este tipo de bandas organizadas) por Rico, "mando intermedio" que, cual oficina del INEM, se encarga de distribuir los trabajos.
Un film excelente que podría encuadrarse en la serie B por su ajustado presupuesto y su falta de alardes y alharacas pero que, sin duda sería B de buena y con mayúsculas.
En cualquier caso, de esta triple conjunción (cine negro, cine de bandas organizadas y cine documental) resulta una obra encomiable por muchos aspectos y que engancha al espectador en una trama de macabros negocios dirigidos desde la sombra por el mafioso principal, algo así como un consejo de administración unipersonal, y ejecutados por una corte de impresentables personajes que ejecutan los "contratos" y liquidan los "objetivos" asignados (por cierto, términos reales en la jerga de este tipo de bandas organizadas) por Rico, "mando intermedio" que, cual oficina del INEM, se encarga de distribuir los trabajos.
La colaboración de un director como Walsh (Los violentos años veinte, A sangre fría) se deja notar y la escena del pistolero acribillado en el hall del hotel, es una buena prueba de ello. Por su parte, un veteranísimo Bogart con mucho oficio y un Zero Mostel en una interpretación soberbia, dan a la película el complemento ideal a un buen guión que desarrolla la trama con absoluta claridad y coherencia a base de flashbacks que encajan perfectamente en la propia historia que se nos cuenta.
Un film excelente que podría encuadrarse en la serie B por su ajustado presupuesto y su falta de alardes y alharacas pero que, sin duda sería B de buena y con mayúsculas.
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