viernes, 3 de octubre de 2008

AL CAER LA NOCHE (ROBBY HENSON - 2002)


Al caer la noche lo que sucede es que todos los gatos se vuelven pardos y algo así me debió suceder para confundir la película de Tourneur con esta, homónima eso sí, pero que en ningún caso se ajusta, a priori, a mis preferencias cinematográficas. No obstante, apechugué con las circunstancias y los hados que no parecían ser demasiado propicios, y me dispuse a ver la película no sin antes exclamar en plan torero ¡Qué Dios reparta suerte!...

Mira que traté de encomendarme a algún santo patrón de esto del cine, pero no di con ninguno apropiado, por lo que mi encomienda la dirigí a Gary Cooper por aquello de “Gary Cooper que estás en los cielos” pero debía estar en algún homenaje o ceremonia de entrega de angelicales premios porque no acusó recibo de mis prédicas. Total que, sin cielo protector, inicié la sesión nocturna con poca confianza y más moral que el Alcoyano.

Y el caso es que la cosa empezó prometiendo, accidente, chica Mona que pasa a mejor vida ¿Asesinato? Parece que sí. Autopsia. Sorpresa, sorpresa. En el carné de identidad pondrá lo que ponga, pero en el Triángulo de las Bermudas seguro que pone otra. A partir de ahí empiezan las tonterías y las risitas cómplices. Las de ellos porque nosotros empezamos a poner cara de mosqueo. La aparición de Patricia Arquette vuelve a ilusionarnos por unos breves momentos, pero con su vuelta a casita, la cosa empieza a tomar tintes de bodrio de políticos en campaña electoral con música de fiestecitas inconfesables y salidas de madre amén de corruptelas políticas.

Cuando vuelve a aparecer Patricia, nuestros ojos vuelven a dar señales de vida. Incluso estamos tentados de subir un poco la nota. Pero la película aún no había terminado. La cosa no quedaba ahí. Faltaba lo mejor. Un final para no contar. Ningún final debe contarse. Pero en este caso además de ser secreto de spoiling es tan perjudicial para la salud mental que no quiero tener responsabilidad alguna en caso de desintegración por risa histérica o similar. Debió declararse huelga de guionistas justo antes de escribir el final. Por ello algún lumbreras se sacó un as de la manga. Un farol, ya lo verán...

Necesito una sesión de rehabilitación. Tal vez esta noche me regale, por tenérmelo merecido La mujer pirata de Jacques Tourneur o algún otro complejo vitamínico parecido.


 

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