jueves, 30 de octubre de 2008

LAZOS HUMANOS (ELIA KAZAN - 1945)


Un árbol. Brooklyn. Elementos aparentemente contrapuestos, pero enlazados. Lazos ¿humanos? Tal vez. Pero sobre todo, vitales. La vida por encima de la adversidad, Las raíces que volverán a romper el cemento. Esa es la conclusión, el corolario de la opera prima de Kazan basada en una novela “ejemplar” de Betty Smith.

Estos son los poderes sobre los que se asienta la película de Kazan, la inmigración, la pobreza, la frustración y sus gotas de alcoholismo, la madre, la abnegación, el sacrificio, el futuro... Todo ello, mezclado (no agitado) y siempre con las dosis oportunas, que los excesos suelen retraer a los espectadores, ya bastante cargados de problemas.

Y Kazan consigue el equilibrio justo, casi en la cuerda floja, entre alegrías y dramatismos, sin que se pierda un ápice del carácter de los personajes, la madre, el padre, la tía Sissy, la abuela y por supuesto los hijos, especialmente Francie, espectacular Peggy Ann Garner, de quien he oído decir que es la mejor interpretación infantil de la historia. ¡Que fuerte! Yo, mas comedido, afirmo que está entre las mejores. Como magnífico es el trabajo de James Dunn padre ejemplar y hombre entrañable, cuya mejor definición es aquella de que “uno se siente bien yendo a su lado”.

En definitiva, buena película de las que se reponían anualmente en las TVs navideñas estadounidenses y donde aquel árbol talado que impedía tender la ropa, renace de los cementos para crecer en Brooklyn y también en nosotros...



martes, 28 de octubre de 2008

SAN FRANCISCO (W.S.VAN DYKE - 1936)



¿Qué es lo más destacable de la película? No puedo decírselo. Supongo que dependerá de cada uno de nosotros como espectadores. Yo me quedaría, tal vez, con la interpretación de Clark Gable, actor al que no había valorado demasiado bien en otras películas como Mares de China (1935) pero que aquí demuestra temple y mando como los toreros.

Pero...también me quedaría con Jeanette MacDonald, interesante actriz pero excepcional diva del “bel canto” en un papel a medida dentro de un musical probablemente también a medida.

Pero...también me quedaría con la canción, con ese tema principal de la película que evidentemente ya conocía desde hace muchos años pero que he promocionado hasta el “top-ten” de mi hit parade particular y ahí estoy, tarareándolo en mis peregrinaciones diarias.

Y...también me quedaría con esos efectos especiales, año 1936, no lo olvidemos, que nos transmiten la fuerza, la impotencia y la angustia de aquella catástrofe.

No me hagan elegir. No puedo. Me quedo con la película entera. Con la plena realización de W.S. Van Dyke ( donde colaboraron también el propio Griffith y Eric von Stroheim), con ese puñetazo del curita Tracy que catapultó a Gable, de la lona al estrellato (evidentemente algunos trabajos del rey Gable ayudaron a esta ascensión “estelar”: Pongamos que hablo de Rebelión a bordo o de esta interpretación del seductor magnate del juego Blackie Norton) , con su historia de amor de ni contigo ni sin ti, e incluso con esa San Francisco resurgiendo de sus cenizas gracias a la fe y al trabajo de sus ciudadanos.

Les confesaré algo. Cuando el film sufre ese giro brusco, desde la comedia musical al cine catastrofista, llegué a pensar que la película se resentiría. Y no sucedió así. La dura realidad se impone al vodevil, a la alegría, al music hall y se hace un lugar justo enfrente de los espectadores. Y lo reconozco, conmueve. ¡Vaya si conmueve...!








domingo, 26 de octubre de 2008

EL REY DEL JUEGO (NORMAN JEWISON - 1965)





Hay coincidencias innegables entre El Buscavidas de Rossen y El rey del juego de Jewison. El juego, aunque con distinta modalidad - billar y poker, respectivamente - los apodos - Minnesota Fat y Cincinnati Kid - y por descontado un par de ojos azules en cada una, son las más singulares, pero no vayamos a perder el tiempo en la búsqueda de diferencias y parecidos razonables que, haberlos háilos, pero no desvirtúan el resultado final: El buscavidas es mejor película, desde todos los puntos de vista, que El rey del juego.

Sentencias como la que acabo de escribir justifican aquello de que las comparaciones son odiosas. Porque, digo yo, ¿qué culpa tienen Jewison, McQueen, Malden, Robinson y compañía de que en el 61 un tal Paul “blue eyes“ Newman se saliese literalmente junto a Jackie Gleason en una de las obras maestras del cine? Y en cuanto a si es secuela o no, creo que si, pero afirmo que no está mal emular lo bueno (emular no es simplemente copiar ni imitar ni por descontadísimo, utilizar el emule).

Dejando atrás este tipo de cuestiones que no conducen a ninguna parte, les diré que mi impresión sobre El rey del juego es que se trata de una excelente película de un buen director al que recordamos igualmente por El violinista en el tejado, Jesucristo Superstar, En el calor de la noche ó El caso de Thomas Crown también con Steve McQueen y que recrea a la perfección tanto el ambiente de New Orleans como el mundo del juego profesional, con sus interminables timbas, sus caras de poker, sus faroles, sus odios y sus venganzas. Todo ello aderezado con el suspense de la partida final y decisiva y de esa última carta que va a cambiar el rumbo de la historia para uno de los dos contendientes.

Es cierto que Jewison incorpora elementos melodramáticos como la insostenible relación matrimonial entre Genius (Malden) y Melba (Margret) o la presión ejercida por el magnate (Rip Torn) sobre el débil Malden amenazando con difundir el oscuro pasado de su cónyuge, incluso transformándolo en cuento infantil con que prologar los felices sueños de sus hijos. Pero todo ello, a mi entender, no resta precisión a la película ni distorsiona su íntimo sentido, la eterna lucha por ser el mejor, el campeón frente al aspirante. En este sentido es significativa la frase de Kid (McQuenn): Quienes jueguen conmigo podrán decir que han jugado con el rey.

Llamar secundarios a Karl Malden y especialmente a Edward G. Robinson es un delito, pero me redimiré diciendo que ambos están soberanos en sus papeles. Steve McQueen, bien sin excesos y en cuanto a las féminas, Joan Blondell (Lady Manitas) está unos cuantos pasos por encima del resto en cuanto a lo de profesionalidad, saber estar y buen hacer, pero Anne Margret seguro que saca los ojos a mas de uno, especialmente en la escena de su presentación haciendo trampas a los rompecabezas y donde lo de menos son las trampas. Por su parte, a Tuesday Weld le van los papeles de niña buena un tanto simple, de las que acaban llevándose el gato al agua.

En resumen, muy buena película, con banda sonora interesante y el lujo de voz de Ray Charles. Como verán muchos pros y pocos contras: Por ejemplo ese toque final sicodélico muy propio de los 60 donde las cartas, ojos y rostros de participantes y espectadores se mezclan en alucinógena espiral de sorpresa por el desenlace me parece una frivolité fuera de tono, en el conjunto del resto de la obra. Resta algunas décimas a la película pero esta sigue siendo francamente buena.










miércoles, 22 de octubre de 2008

LA ROSA NEGRA (HENRY HATHAWAY - 1950)


 

Hathaway es un director que, aunque abarca todos los géneros, podemos decir que se especializó en el cine de aventuras. Cuando en 1950 realiza La rosa negra, ya había dirigido películas como Tres lanceros bengalíes o La jungla en armas. Posteriormente encontramos cintas como Rommel, el zorro del desierto, Arenas de muerte o La conquista del Oeste. Eso sin mencionar la archiconocida Niágara con Marilyn Monroe.


Director prolífico y a tener muy en cuenta, que anda un tanto rodeado de paisajes exóticos y que, en muchos de sus trabajos, hace viajar al espectador a parajes lejanos en los que la aventura es algo consustancial. Léase por ejemplo Catai (China), donde nosotros, cinéfilos empedernidos donde los haya, conseguimos traernos souvenirs en forma de pólvora, de seda, de imprenta o del mismísimo ajedrez para de esa forma ir haciendo cultura universal al propio tiempo que repasamos lecciones olvidadas de la historia de Inglaterra con sus sajones y normandos rivalizando en odios seculares.


De este caldo de cultivo y contando con la colaboración de actores de garantías, especialmente Tyrone Power, Orson Welles y, en menor medida el resto, Hathaway da a luz una interesante y aventurera producción que, al igual que otros trabajos suyos, juega sobre seguro con el interés del público por lo oriental y desconocido, lo cual no desmerece su trabajo sino que revaloriza al propio director en la medida que da al espectador lo que éste demanda.


Es un trabajo interesante. Queda dicho. Pero un tanto light, con esa niña floreciendo a mujer como si estuviese bajo los objetivos del National Geographic o con ese espécimen del ogro-bandido que finalmente acaba siendo una especie de caperucita del bosque. De los recordados bosques de Inglaterra, naturalmente...


Pero eso sí, acabamos sabiendo que los sajones y los normandos eran como Cambridge y Oxford, rivales eternos, y que tanto la seda como la pólvora vinieron de China. ¿Es que eso no cuenta?...
 



martes, 21 de octubre de 2008

ARIZONA (GEORGE MARSHALL - 1939)



Ciudades sin ley extremadamente violentas en la larga historia del western han habido muchas. Desde la típica Dodge City hasta Wichita, pasando por Tombstone o esta Bottleneck. Y detrás de una ciudad violenta siempre hay un pacificador, llámese Wyatt Earp, Wade Hatton o Thomas Jefferson Destry. Lo único que cambia es el diferente grado de violencia que se utilice para contener la violencia. Y en este sentido George Marshall, uno de los tres directores de La conquista del Oeste, hace una apuesta por la razón frente al revolver.

Y lo hace, manejando a su antojo y de forma magistral, los sentimientos del espectador frente al héroe, al que en un principio todos estaríamos dispuestos a calificarlo de pardillo y bonachón si no fuese porque esperamos que la película tenga sorpresa y el “sastrecillo valiente” acabe venciendo al gigante a base de buenas artes. Esta es la tónica general de este tipo de cine sin demasiadas sorpresas y donde se pone verdaderamente difícil que ganen los malos. Pero esa no es la cuestión, lo que verdaderamente importa es la forma como Marshall nos “vende” su planteamiento pacifista y hay que decir que lo hace de forma inconmensurable de la mano del mejor agente comercial que pueda encontrarse para este tipo de papeles en los que el hombre de paja se vuelve mosca cojonera para más de uno, recordemos Caballero sin espada de Kapra. Hablo, claro está de James Stewart.

Y si encima contamos con la presencia impagable de la Marlene de las Marlenes que en el mundo han sido, interpretando ese papel que tan bien se conoce, artista del music hall (El Ángel azul, Morocco, Encubridora) pero que es más, mucho más. Artista completa y sensual donde las haya.

La música acompaña bien y en la voz de la Dietrich mucho mejor una cinta que tal vez no sea una obra maestra pero que nos deja un regusto altamente satisfactorio y donde entre los diálogos encontramos algunas perlas memorables. Calidad contrastada que llevó a este film a ser preservado en el año 1996 en la de la Biblioteca del Congreso junto a otras 24 películas (veinticinco anuales).





EL TRIUNFO DE LOS DIEZ GLADIADORES (NICK NOSTRO - 1965 )


De vez en cuando me gusta regalarme “una de romanos” o “peplum” como en general se denomina a este cine histórico o pseudo-histórico. Claro que, a veces los regalos “salen rana” como aquellos huevos de chocolate con sorpresita dentro y el niño llorando porque la del otro niño es mejor que la suya. Cosas de las sorpresas, evidentemente.

Y esto es lo que ha sucedido con El triunfo de los diez gladiadores, tercera entrega de una trilogía que, válgame Dios, tiene sus adeptos. E incluso he encontrado en Internet quien dice que terceras partes fueron buenas. ¡Cómo serán las dos anteriores!. Lo cierto y verdad es que la película de Nick Nostro es un atentado contra la salud mental y lo mejor que podemos hacer es escurrir el bulto y dedicarnos a otras cosas. Que el tiempo es oro y no debemos dilapidarlo.

Pensando en positivo me ha servido para delimitar la zona oscura y prohibida a la que no debo acercarme so pena de ser declarado reo de idiotez, pena que se castiga con la repetición hasta la saciedad de todos y cada uno de los gestos con que los gladiadores hieren nuestra sensibilidad. Y no es una película X. No. Ni siquiera de serie B ni Z. No hay letras para catalogarla. Por no tener ni tiene una fémina adecuadamente sugerente, lo cual hubiese alegrado un poco. A menos que en la versión italiana, a diferencia de la española, hubiesen aligerado las vestimentas por exigencias del guión. Aquí en “Spanish different” la cosa va de partos, de castidad espartana y de ropas de esparto. Ya me entienden. En todo caso quiero suponer que el disfrute (¿cuántas comillas le pongo a la palabra disfrute?) sería para las damas, tanta cacha brillando al linimento...

¿Contarles el guión? ¡Si ya lo conocen!... Musculitos, pressing catch, lucha libre americana, y la reina Maloya. ¡Con ese nombre que esperaban...!

 

viernes, 17 de octubre de 2008

ACUSADO A TRAICION (RICHARD FLEISCHER - 1949)





The clay pigeon. Lo de “pigeon” huele a pichón. A palomo, vamos... Y la cosa va de eso, de encontrar un palomo que apechugue con todo y nosotros a lo nuestro. La cosa se pone interesante cuando el palomo, adecuadamente amnésico, intenta localizar a antiguos camaradas del ejercito con los que compartió sufrimientos en un campo de prisioneros japonés, para que le ayuden a clarificar sus confusas ideas y le expliquen porqué toda la US Navy anda detrás de él.

Este es el origen de la intriga. El resto mejor lo ven ustedes. Lo único que quiero comentarles es que la película de Fleischer, en su conjunto, es un interesante trabajo que puede encuadrarse en el género del cine negro, con galones militares en donde, como todo film noir que de tal se precie, no falta la figura del pardillo (ó palomo si lo prefieren) de turno ni la imprescindible vampiresa (en este caso con algún dedo de frente más de lo que suele ser habitual para este tipo de personajes). Les estoy hablando de Bill Williams y Bárbara Hale, actores no demasiado populares, aunque Williams ya participó en el 46 en Hasta el fin del tiempo, aquel trabajo de Dmytryk en la línea (aunque a distancia) de Los mejores años de nuestra vida, haciéndolo bien en un rol difícil de discapacitado. Por su parte Bárbara Hale será siempre recordada por su papel de Della Street, es decir la eficiente secretaria televisiva del abogado entre abogados Perry Mason. Como curiosidad, Bill Williams y Bárbara Hale se casaron en 1946.


En resumen, una entretenida cinta de serie B cuya duración puede calificarse tanto de breve como ajustada. En realidad, es el tiempo suficiente para contar detalladamente una historia interesante. No son precisos más adornos.

 

LOS BUCANEROS (ANTHONY QUINN - 1958)


La presencia de Charlton Heston, Yul Brynner - sin uno de sus rasgos característicos, la bola de billar - y la dirección de Anthony Quinn, son, a priori, los rasgos más atractivos de esta película de piratas que chamarilean con el botín de sus saqueos y que, cual top manta que se precie, siempre están dispuestos a tirar del cordel, cerrar la saca y levantar el vuelo, ante la llegada de las fuerzas “del orden”.


Este es el panorama que nos encontramos recién iniciada la película. Poco prometedor, debo reconocerlo. Menos mal que la cosa parece tocar fondo y va en una “in-crescendo” mejoría a medida que el metraje avanza, entre conflictos interpirateriles (demasiados capitanes en el mismo gallinero) y sentimientos patrióticos (no hay que olvidar la realidad histórica de la colaboración del pirata Laffitte en la llamada batalla de Nueva Orleans contra las tropas inglesas), así como gotas de humor:


- “Capitán, he perdido la oreja”
- “Para lo que hay que oír”
- “No. Si no es por eso. Es por el pendiente de plata…”


Al acabar, el film deja un buen sabor de boca. Esto si son piratas caballerosos y los demás son Barbanegras del tres al cuarto. Asumiendo sus responsabilidades. “ Noblesse oblige” a la francesa. Por cierto, la presencia de Charles Boyer sigue en paralelo el ritmo “vital” de la película, ridículo al principio y comprometido al final. Buen actor este Boyer, con muchas de cal y algunas de arena. Claire Bloom como chica de la película, hija del gobernador, un tanto anodina, muy al contrario de E.G.Marshall en el papel de su padre y que es siempre un actor de garantías.


Charlton Heston en su papel de General Andrew Jackson, personaje crucial en la historia americana y en la lucha por su independencia nos regala un papel demasiado breve para quienes admiramos su manera de hacer las cosas. Aunque, bien mirado, lo bueno si breve dos veces bueno.



martes, 14 de octubre de 2008

EL VAQUERO Y LA DAMA (H. C. POTTER - 1938)


H. C. Potter con la colaboración, no acreditada, de Leo McCarey en el guión, nos ofrece una película de esas sin tensiones ni suspenses. Dulce en su enredo y totalmente previsible en su final. Adecuadísima para toda la familia, aunque haya llegado al siglo XXI un tanto pasada de gustos. Y es que los años no pasan en balde, hoy sabemos mas que Lepe, la juventud baila y que nos quiten lo bailao. Y claro, esto de niña rica mona rodeada de ilustres vejestorios sin conocer varón, pues dibuja en nosotros una cierta sonrisa. Y claro, nos ponemos rapidamente de su parte y casi ayudamos a echarle el lazo al largirucho fortachón Gary Cooper, que la niña es buena chica y se merece un buen vaquero a falta del fontanero recomendado por su tio, salido de madre, Hannibal (Harry Davenport).

Comedia de enredo romántico con fondo clasista, algo así como hombre rico, hombre pobre, donde el rico intenta mirar al pobre por encima del hombro, pero éste le sale respondón y acaba dandole una lección de vida y sentimientos. Si. Esa moralina tan frecuente en este tipo de películas y cuya formula, bien equilibrada, acaba funcionando.

Buena actuación de Cooper, al que tanto se le daban bien los papeles de inmutable ante el peligro como los de sencillísimo hombre anónimo (Juan Nadie). No le pongo demasiados peros a Merle Oberon, aunque ha tenido mejores actuaciones (Lo que piensan las mujeres de Lubitsch, por ejemplo) y en cuanto a Davenport, sus primeros compases en la película, baile ridículo incluido, nos ponen seriamente a la defensiva, pero poco a poco nos solidarizamos con el único cuerdo de la familia. ¡Ah!, y Walter Brennan, como siempre, un lujo contar con su presencia.

Hombre, no es que vayan a dejarlo todo para correr a ver esta película, pero si por un casual la ven, pues es probable que acaben pasando un rato entretenido.


 

lunes, 13 de octubre de 2008

ROMMEL LLAMA AL CAIRO (WOLFGANG SCHLEIF - 1959)



Lo que llama la atención de Rommel llama al Cairo es el enfoque dado a la 2ª Guerra Mundial desde la Alemania de mitad de los 50. Es cierto que la figura de Rommel y su condición de gran estratega ha sido, por lo general, bien tratada desde el lado de los vencedores. Tomo la siguiente cita de Wikipedia: “Rommel es recordado frecuentemente no sólo por sus señaladas proezas militares, sino por su caballerosidad con sus adversarios”, y el cine no ha sido ajeno a ello. Tenemos el ejemplo de Rommel el zorro del desierto donde la imagen del mariscal alemán sale bastante favorecida con un cierto toque antihitleriano incluido.

En Rommel llama al Cairo, Wolfgang Schleif nos ofrece una versión patriótica y heroica de los soldados alemanes en labores de espionaje en el propio centro de operaciones del alto mando británico en El Cairo. Tarea complicada máxime después de atravesar 3000 kilómetros de desierto africano. Y entiendo que la propuesta cinematográfica del realizador germano es tan lícita como prudente y comedida. De algún modo todos quedan en buen lugar, Rommel, los espías (uno de ellos, John Eppler, escribió el libro) y las fuerzas británicas por su eficiencia en la resolución del asunto.

He leído algunos comentarios en Internet acerca de un frente común USA-ALEMANIA OCCIDENTAL, en aquellos años, frente al peligro que surgía del frío: El comunismo. Por ello la tolerancia y el respeto incluso en la pantalla grande. Schleif no fue demasiado antiamericano, como Desmond Young (guionista) y Henry Hathaway (director), en El zorro del desierto, tampoco hicieron leña del árbol caído, exaltando incluso la figura de Rommel

Por todo ello y siendo cinematográficamente “apolíticos” la película se ve con interés. Y esto en un género tan “trillado” como el bélico, es mucho, muchísimo.



 

viernes, 10 de octubre de 2008

ALMA EN LA SOMBRA (W.S. VAN DYKE - 1941)


La psicología es una de las ramas más complejas de la medicina. Lo digo desde mi posición de profano absoluto en la materia. Por ello, las anormalidades mas disparatadas pueden ser clínicamente posibles. Esa es una de las conclusiones a las que uno llega viendo películas como ésta. Porque la cuestión no estriba únicamente en las desaforadas consecuencias que pueden desencadenar los celos enfermizos sino que además existe otra patología, la de aquellos psicópatas que ven fantasmas donde no los hay y que necesitan estar molestos, intranquilos y por supuesto, celosos.
Esta es la situación en esta interesante película, mezcla de cine de suspense y de psicópatas, muy al estilo de cinematografías reconocidas como la de Hitchcock (Psicosis) ó el propio Fritz Lang (Secreto tras la puerta). No quiero decir con ello que alcance la categoría de estos films emblemáticos, pero sí que anda en línea con este género de personalidades inconfesables, traumas materno-filiales y otras hierbas de similar cariz.

Contar con la presencia de Ingrid Bergman es siempre un lujo. Rodearla de un magnífico actor como George Sanders en una interpretación algo inusual de bueno, bueno y romántico, es otro acierto. Y añadir la presencia de Robert Montgomery, una buena guinda a un pastel estelar más que notable. Todo ello conforma un buen film dirigido, en créditos, por W.S.van Dyke pero en el que colaboraron también Robert B. Sinclair y Richard Thorpe.

La ficción tiene sus reglas del juego que, en ocasiones, se apartan de las realidades convencionales. Por ello, es fácil que la resolución adoptada para darle carpetazo al film atienda más a intereses comerciales y de audiencia que a realidades verosímiles. Veamoslo así. Cine es Cine. Y no le den más vueltas...



EL PIRATA BARBANEGRA (RAOUL WALSH -1952)




La factoría Walsh, aclamada por productos como Los violentos años 20, Al rojo vivo ó High Sierra, entre otros muchos, dio la de arena con esta incursión en el género de tibias, calaveras, cruceros caribeños, islas del tesoro, cofres del muerto y botellas de ron. Y ello a pesar de las buenas perspectivas cinematográficas del negocio pirateril, con terrores de los mares de la talla de Henry Morgan y del propio Barbanegra, con enclaves insustituibles como Port Royale, con galeones absolutamente espectaculares y, como no podía ser menos, con la obligada presencia de la dama de corazones de aspecto indiano, perfil a la medida de Linda Darnell.

Pero no. A la película parece faltarle compromiso. El de el director con su obra y el de los actores con sus interpretaciones. La impresión que deja es que se trata de un producto realizado por encargo u obligación mas que por voluntad propia, sin creer en el propio proyecto que se está ejecutando. A veces las apariencias engañan pero no creo que este sea el caso. Hay desgana. Hasta el propio William Bendix, al que no vamos a descubrir ahora, con sus muecas y gesticulaciones parece querer romper la mediocridad y ponerle una nota diferente y discordante al tono anestesiante de la película.

Para no pecar de injusto, elevaré por encima del resto, la actuación de Robert Newton en el papel del pirata Barbanegra. Es la excepción que confirma la regla, el esfuerzo profesional frente a la desgana interpretativa. Aprobado también para Irene Ryan como Alvina, la dama de compañía aficionada al ron de melaza. El resto más que actuar parece que están esperando el autobús. Lamentable.

Menos mal que los navíos tienen buena presencia y que tanto galeones como paisajes marítimos salen favorecidos en la foto que si no apaga y vámonos...




viernes, 3 de octubre de 2008

AL CAER LA NOCHE (ROBBY HENSON - 2002)


Al caer la noche lo que sucede es que todos los gatos se vuelven pardos y algo así me debió suceder para confundir la película de Tourneur con esta, homónima eso sí, pero que en ningún caso se ajusta, a priori, a mis preferencias cinematográficas. No obstante, apechugué con las circunstancias y los hados que no parecían ser demasiado propicios, y me dispuse a ver la película no sin antes exclamar en plan torero ¡Qué Dios reparta suerte!...

Mira que traté de encomendarme a algún santo patrón de esto del cine, pero no di con ninguno apropiado, por lo que mi encomienda la dirigí a Gary Cooper por aquello de “Gary Cooper que estás en los cielos” pero debía estar en algún homenaje o ceremonia de entrega de angelicales premios porque no acusó recibo de mis prédicas. Total que, sin cielo protector, inicié la sesión nocturna con poca confianza y más moral que el Alcoyano.

Y el caso es que la cosa empezó prometiendo, accidente, chica Mona que pasa a mejor vida ¿Asesinato? Parece que sí. Autopsia. Sorpresa, sorpresa. En el carné de identidad pondrá lo que ponga, pero en el Triángulo de las Bermudas seguro que pone otra. A partir de ahí empiezan las tonterías y las risitas cómplices. Las de ellos porque nosotros empezamos a poner cara de mosqueo. La aparición de Patricia Arquette vuelve a ilusionarnos por unos breves momentos, pero con su vuelta a casita, la cosa empieza a tomar tintes de bodrio de políticos en campaña electoral con música de fiestecitas inconfesables y salidas de madre amén de corruptelas políticas.

Cuando vuelve a aparecer Patricia, nuestros ojos vuelven a dar señales de vida. Incluso estamos tentados de subir un poco la nota. Pero la película aún no había terminado. La cosa no quedaba ahí. Faltaba lo mejor. Un final para no contar. Ningún final debe contarse. Pero en este caso además de ser secreto de spoiling es tan perjudicial para la salud mental que no quiero tener responsabilidad alguna en caso de desintegración por risa histérica o similar. Debió declararse huelga de guionistas justo antes de escribir el final. Por ello algún lumbreras se sacó un as de la manga. Un farol, ya lo verán...

Necesito una sesión de rehabilitación. Tal vez esta noche me regale, por tenérmelo merecido La mujer pirata de Jacques Tourneur o algún otro complejo vitamínico parecido.


 

miércoles, 1 de octubre de 2008

ESPÍAS (FRITZ LANG - 1928)



Escribir un comentario de Espías medianamente decente no es tarea fácil. Este film de Lang del año 28 ha sido punto de referencia obligada en el estudio de otros directores, tal es el caso de Alfred Hitchcock y sus 39 escalones y siendo sincero, en el transcurso de la película hay muchísimos momentos que nos hacen recordar al genial mago del suspense. ¡Que injusticia! ¿Verdad? Debería ser absolutamente al contrario y hacer justicia al excelente modo de hacer cine de Fritz Lang.

Pero sin iniciar odiosas comparaciones entre dos de los más excelsos cineastas mu
ndiales de todos los tiempos, debo declarar que Spione (Espías) es un maravilloso trabajo que conjuga el suspense, la intriga, la acción y el romanticismo con una desbordante imaginación visual muy propia del Lang de aquellos años, con edificios amenazadores, con escaleras bullendo de actividad, con esas expresiones que lo dicen todo sin hablar apenas y siempre con ese toque lang-germánico reconocible.

Maravilloso encuentro de las luces con las sombras en un espectáculo de blancos y negros plenamente cautivador ( recuerden la secuencia donde los policías acompañan a los presos encadenados), y no menos lograda la definición de caracteres, con malos absolutamente perversos, mata-haris con el oficio muy bien aprendido y topos tan irreconocibles como mandan los cánones.

De principio a fin, la película es un ejercicio inmejorable de cómo hacer buen cine. De ello tomaron buena nota cineastas como Hitchcock o el propio Jacques Tourner y hasta en el presente debería seguir incluyéndose en los “deberes” de las escuelas de arte.

Seguro que podrías encontrarle alguna pega. Pero, cuando la encontremos, siempre podremos decir...”Era el año 1928”. Recuerden.