lunes, 1 de septiembre de 2008

LA CAJA DE PANDORA (GEORG WILHELM PABST - 1928)



Pabst no es ni Lang ni Murnau. Pero es un director interesante que maneja con destreza los hilos del expresionismo. Los gestos, las miradas, la fuerza de la mano que oprime el brazo, la caricia femenina, los dedos que se abren y la navaja que se desprende...

Como buena película muda, hacen falta muy pocos rótulos literarios. Los justos y precisos para seguir una acción cuyo eje central se sitúa en la figura de Lulú y sus costumbres ligeras, su altamente perniciosa seducción y sus ojos sumisos capaz de llevar a los hombres (y las mujeres) al suicidio. Esos son sus poderes. Esa es la fuerza capaz de destapar la caja de Pandora y derramar a su alrededor un destino amargamente fatal. Porque esta es la lectura íntima del film, el mal y la fatalidad como compañeros de camino. Esta es la historia que hay detrás, la facilidad de algunas personas para abrir la caja de Pandora (cuestión que no considero exclusiva del sexo femenino).

Por cierto, el acto tercero con su ajetreo entre las bambalinas del espectáculo de varietés, es un portento de filmación cinematográfica. Es uno de los puntos culminantes en una película rompedora y atrevida (evidentemente para la época) que supuso el encumbramiento de Louise Brooks como actriz reconocida y que dejó en cierto modo en la recamara a una Marlene Dietrich en quien se pensó para el papel y que en mi opinión, hubiese dado perfectamente la talla. Pero la Brooks lo hace bien y se lo reconozco. Los 133 minutos resultan algo excesivos, pero si te gusta el cine como expresión artística se aguantan bien, muy bien.

Por la edad que nos va pillando y viendo películas como ésta, uno se ratifica en la idea de las estructuras circulares de la vida, que todo eso que ahora nos parece tan novedoso hace muchos lustros que se inventó y no me refiero a los pen drive ni a las teles HD sino al hecho de exponer en público sin peligro de excomunión seducciones sexuales capaces de hacer perder el “oremus”o abrir el muestrario de productos helénicos típicos de Lesbos sin que pase nada ni nadie se escandalice. Y todo ello en el año 1928 y encima con técnicas expresionistas. ¡Toma ya!. Y nosotros, aquí por estos pagos sin enterarnos...

Con cuanta razón le decía Maese Shallow a Falstff: “Las cosas que hemos visto pasar, eh, sir John...!”


4 comentarios:

las cosas que hemos visto dijo...

Gran película, el cine negro norteamericano en Alemania y 20 años antes. Gracias por el guiño wellesiano. Saludos.

Xavier Sans Ezquerra dijo...

La elegancia y la sordidez se amalgaman en este inolvidable poema visual. La extraordinaria belleza de Louise Brooks aguantaría perfectamente cuatro horas de metraje.

FATHER_CAPRIO dijo...

Xavier, muchas gracias por tu comentario. Hay elegancia, hay sordidez y también seducción, y también veneno, y tantas cosas. La vida hecha expresión y sin tapujos,en todo su apogeo. Sin falsas moralinas ni esas cosas que después se pusieron tan de moda.

Y por encima de todo, Louise Brooks marcando estilo. Creándose para la posteridad. ¿Cuatro? Y de ahí "pa alante"

Saludos

Anónimo dijo...

la película se doblo en Estudios METRO DE BARCELONA, PARA DIPENFA QUE LOS TENIA ALQUILADOS. ES UNA PPRODUCCION FOX INGLESA.
LAS VOCES DE
JOSE MARIA OVIES
RAFAEL NAVARRO
MANUEL CANO
ELVIRA JOFRE.
OTRO DOBLAJE PERDIDO.
SALUDOS