domingo, 28 de septiembre de 2008

LAS COLINAS TIENEN OJOS (ALEXANDRE AJA - 2006)


Este comentario no me he decidido a incorporarlo a Filmaffinity, uno de mis pluriempleos a beneficio de inventario, sencillamente porque la película ya tiene las suficientes críticas (145), unas a favor y otras en contra, y la mía poco podría aportar. No obstante, después de considerar mi votación entre 1 (Muy Mala) y 2 (Mala) - el 0 no es posible, supongo que por el mero hecho de haber dedicado un tiempo a filmar cosas así - opté por lo segundo, el 2, tras sopesar que los maquilladores se lo curraron bastante. Ahora bien, “esta tierra (mi blog) es mía” y aquí, con el debido respeto a quienes disientan de mis opiniones, digo lo que quiero, y menda “dixit” que esto es un desagradable carnaval de máscaras, tomate y criadillas, donde lo único relevante serán los beneficios de las carnicerías aledañas a los estudios y el número de botes de ketchup consumidos. Del resto cero ni siquiera patatero porque la carne se sirve sin guarnición.

Sé bien que hay enamorados del terror. Mi respeto para ellos. Pero ¿han sentido terror alguno? No creo. Como tampoco creo que esta pueda ser su película enseña. Como mucho, gustará a los gore lovers y a los amantes de las salvajadas. Vale, hasta ahí, plena coincidencia, pero como yo ando por otras colinas, con menos ojos y menos hamburguesas (evidente juego de palabras) pues con lo que estoy escribiendo pongo un disco de stop en mi mapa google de carreteras cinematográficas prohibidas. Y a quien le guste, pues muy bien y a quien no, también, que no me gusta discutir. ¿Pues no será por eso? Pues bueno, no será por eso.

No voy a hablar de actores ni de dirección. Solo quiero comentar que el tema de fondo de las pruebas nucleares y sus abominables consecuencias es algo tremendamente serio y con muchísimas posibilidades cinematográficas. Es más, estoy convencido que aberraciones humanas como las que se muestran en el film no son quiméricos inquilinos de nuestra mente. Pero, lo único que pido a quien recoja el testigo es un poco de seriedad. La justa y la necesaria.

Necesitaba apuntar estos viscerales comentarios en este igloo de mis recuerdos cinéfilos, para no olvidar, porque los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. O dicho en hispano: No quieres caldo toma dos tazas...

Ante la alternativa, ya me tomé el caldo. Con mucha sustancia.



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