Parece que no existe una definición de melodrama aceptada universalmente. Se habla de drama con música, por el prefijo melo, lo cual puede ser acertado en medios operísticos, y también de dramas humanos, pasionales, viscerales, con sus crímenes y sus castigos, donde lo que realmente cautiva la sensibilidad de los espectadores no es tanto la fotografía ó la música sino la intensidad y la fuerza de los sentimientos.
El trono real del melodrama americano estuvo (y así sigue) ocupado por Douglas Sirk, un alemán exiliado de la conflictiva Europa y que filmó entre otros melodramas, Escrito en el viento, donde retrata la sociedad del dinero con la vacuidad que puede dar el dinero que acude fácil.
En el origen de todo, los pozos de petróleo pero la película va mucho más lejos y perfora las intimidades y las insustancialidades de una adinerada familia americana que, en mi parecer, no representa para nada a la sociedad USA tal es el tamaño de sus vacíos y de sus indiferencias, sino que hinca el bisturí en la indolencia, en la embriaguez, en el sexo, en el aburrimiento y en ese retorcimiento de las mentes que tan solo pretende satisfacer confesables ó inconfesables deseos.
Como buen alemán Sirk aporta esas gotas de expresionismo mezclado con el barroquismo de los colores intensos y apasionados. De los rojos y amarillos...De apasionados cromatismos que contribuyen a dar al film un aire de maldad contenida que recuerda a los trabajos de Roger Corman aunque, evidentemente, se trate de géneros cinematográficos distintos.
Por lo que se refiere a las interpretaciones, mi voto para Dorothy Malone en su Oscar. Para enmarcar su sensual baile ante la foto del amado. El resto, bien. No alarguemos los calificativos. Cumplen con profesionalidad, especialmente Lauren Bacall que tenía difícil lo de romper la imagen de mujer fatal del cine noir y lo consigue desde una madurez humana y artística.
Creo que vista esta película se acabarán teniendo las ideas claras sobre qué es eso del melodrama...
El trono real del melodrama americano estuvo (y así sigue) ocupado por Douglas Sirk, un alemán exiliado de la conflictiva Europa y que filmó entre otros melodramas, Escrito en el viento, donde retrata la sociedad del dinero con la vacuidad que puede dar el dinero que acude fácil.
En el origen de todo, los pozos de petróleo pero la película va mucho más lejos y perfora las intimidades y las insustancialidades de una adinerada familia americana que, en mi parecer, no representa para nada a la sociedad USA tal es el tamaño de sus vacíos y de sus indiferencias, sino que hinca el bisturí en la indolencia, en la embriaguez, en el sexo, en el aburrimiento y en ese retorcimiento de las mentes que tan solo pretende satisfacer confesables ó inconfesables deseos.
Como buen alemán Sirk aporta esas gotas de expresionismo mezclado con el barroquismo de los colores intensos y apasionados. De los rojos y amarillos...De apasionados cromatismos que contribuyen a dar al film un aire de maldad contenida que recuerda a los trabajos de Roger Corman aunque, evidentemente, se trate de géneros cinematográficos distintos.
Por lo que se refiere a las interpretaciones, mi voto para Dorothy Malone en su Oscar. Para enmarcar su sensual baile ante la foto del amado. El resto, bien. No alarguemos los calificativos. Cumplen con profesionalidad, especialmente Lauren Bacall que tenía difícil lo de romper la imagen de mujer fatal del cine noir y lo consigue desde una madurez humana y artística.
Creo que vista esta película se acabarán teniendo las ideas claras sobre qué es eso del melodrama...
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