lunes, 31 de marzo de 2008

LA GARDENIA AZUL (FRITZ LANG -1953)




Hablar de La Gardenia azul es hablar de desencantos. El primer desencanto es el del propio Lang al que se da una “oportunidad” para trabajar después de 13 meses en el dique seco marginado por el “maccartismo” en razón de sus “presuntos coqueteos” comunistas. Por otra parte, el productor Alex Gottlieb quería aprovechar el tirón de los crímenes de la Dalia Negra e “impuso” la obra a Lang quien, dadas las circunstancias , la aceptó, si bien con poco entusiasmo.


Pero Lang es Lang, a pesar de si mismo, y la película es una gran obra menor donde su famoso expresionismo alemán - aún existiendo en las escenas más intensas del film como la del asesinato (espejo roto, atizador, sombras, etc) - cede el paso a un realismo USA claro exponente de una sociedad de desencantos. 


El novio de Corea y la carta de ruptura, las tres amigas sobreviviendo en un pisito estilo López Vázquez-Mari Carrillo, ya me entienden, Crystal, una de las inquilinas, saliendo de nuevo con su ex marido, la amiguita del dibujante evidentemente desencantada de las generosas veleidades de éste (Raymond Burr) y otras hierbas de este cariz, configuran una gran obra menor que discurre entre la comedia negra y el cine negro, en que, curiosamente, se trocan sus papeles habituales, de tal manera que el rol de vampiresa manipuladora de las voluntades cabe atribuírselo a Richard Conte por la treta diseñada para capturar a la Blue Gardenia mientras que el papel, habitualmente masculino, de incauto de turno queda claramente atribuido a Anne Baxter.



Lang fue un cineasta que, hasta desencantado, hacía buen cine. Este es un maravilloso ejemplo.
 

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