Una confrontación mas que interesante: Karloff vs. Lugosi. A mi parecer con victoria aplastante de Karloff. Claro que, así se las ponían a Fernando VII. Un director alemán procedente del expresionismo, ayudante del mismísmo Murnau, un magistral juego de sombras chinescas, escaleras en espiral, bóvedas acorazadas, urnas de cristal con muertos en lugar de votos, mayordomos siniestros y la parejita de recién casados, típicamente americana y adecuadamente inocente.
Tal vez en los años 30 y en la soledad de un cine de barrio americano la película aterrorizase, pero hoy, en nuestros televisores de veintitantas pulgadas y en el confort de nuestro salón, la cosa se queda en un simple toque de misterio que nuestros ojos, bregados en instantes cinéfilos, saben valorar adecuadamente, pero nada más. Incluso la presencia agigantada del gato entre juegos de luces y sombras, no pasa de provocar mas que un ligero desasosiego. ¡Ah! Y del Black Cat de Poe, poco, poquito...
Ulmer hace bien su trabajo. El expresionismo alemán y ese aire de cementerio irrespirable son más que interesantes. Y si además Karloff está magnífico ¿qué más queremos?. Pues queremos algún que otro inquietante escalofrío por la espalda. Pero eso es imposible. Aunque la música y los rituales satánicos casi lo consiguen, la verdad es que en el mundo de hoy nos aterrorizan otras cosas muy distintas. En cualquier caso, no quiero dar la sensación de infravalorar la película. de Edgar G. Ulmer. Al Cesar lo que es del Cesar y a El gato negro lo que es suyo, que es mucho... Pero no todo.
Tal vez en los años 30 y en la soledad de un cine de barrio americano la película aterrorizase, pero hoy, en nuestros televisores de veintitantas pulgadas y en el confort de nuestro salón, la cosa se queda en un simple toque de misterio que nuestros ojos, bregados en instantes cinéfilos, saben valorar adecuadamente, pero nada más. Incluso la presencia agigantada del gato entre juegos de luces y sombras, no pasa de provocar mas que un ligero desasosiego. ¡Ah! Y del Black Cat de Poe, poco, poquito...
Ulmer hace bien su trabajo. El expresionismo alemán y ese aire de cementerio irrespirable son más que interesantes. Y si además Karloff está magnífico ¿qué más queremos?. Pues queremos algún que otro inquietante escalofrío por la espalda. Pero eso es imposible. Aunque la música y los rituales satánicos casi lo consiguen, la verdad es que en el mundo de hoy nos aterrorizan otras cosas muy distintas. En cualquier caso, no quiero dar la sensación de infravalorar la película. de Edgar G. Ulmer. Al Cesar lo que es del Cesar y a El gato negro lo que es suyo, que es mucho... Pero no todo.
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