lunes, 17 de marzo de 2008

LA MUJER DE CEMENTO (GORDON DOUGLAS - 1968)


La unión de El cuerpo (Raquel Welch) y La voz (Frank Sinatra) en películas B como estas (con B de bodrio, naturalmente) es absolutamente perniciosa para la vista (la nuestra). Si. Ya se que se trata de un chiste fácil y les pido disculpas por ello pero la verdad es que no he podido resitirme a comenzar mi crítica de esta manera. Además, últimamente he visto quizás demasiadas películas de Capra y se me contagió lo de la buena gente y esas cosas, así que estoy tratando de evitarles un disgusto que aquí la experiencia es un grado y dado que yo tropecé, no vayan a hacerlo ustedes en la misma piedra.

Porque de eso va. De piedras, cemento y otros ladrillos. El film es un ladrillo absoluto capaz de dejar noqueado al instante al espectador mas invulnerable. Es algo así como la mosca tse-tse en versión cine-alucinógeno de los 60, con música Starsky Hutch y decorados Corrupción en Miami, ¡ah! y el gordo de Bonanza (Dan Blocker), banda sonora también incluída. Y todo por el mismo precio... ¿A que esperan? ¡Pasen, señores, pasen...!

Ni se les ocurra. Hagánme caso. Salvo que sean ustedes incorregibles hooligans del cine detectivesco de los 60 con chicas, piscinas, matones de medio pelo y flores de loto de ademanes absolutamente exagerados. Y aun así yo me lo pensaría, porque la trama es de aquellas que parecen simples pero acabas retorciendo explicaciones. Y eso ya no. Que las neuronas ya andan muy desgastadas con la realidad cotidiana para que encima tengamos que ejercitarlas en sudokus como éste. Y que me perdonen los sudokus...

Nada mas. Si a pesar de todo insisten. Allá ustedes...


1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Sólo falta la Plenty O´Toole de Diamonds are forever, 1971?