sábado, 22 de marzo de 2008

LA CONDESA DESCALZA (JOSEPH L. MANKIEWICZ - 1954)




Esta es una de esas películas que, si nos preguntasen:


- ¿De qué va?


Contestaríamos:


- Sale Bogart y Ava Gardner.


Y poco más.


¿Pero que pasa?:


- Bueno, pues...


No sabe no contesta.


Quizás con un poco de suerte atinaríamos a decir:


- Ella lo tiene todo pero no es feliz.


Es que en realidad la película tiene de todo pero no pasa nada. O muy poco. La parte final esconde un semi secreto muy predecible. Eso es todo. El resto, retrato de vacíos. Mírenlo como gusten pero así es.



No se confundan. La cosa tiene su interés sobre todo si lo que se pretende es darle forma humana a la muy diversa tipología de los manuales de psicología freudiana. No falta nadie: La Cenicienta, reina por un día, el príncipe-conde que esconde porque carece, el pelota lame traseros de turno, el director frustrado que pone la única nota de cabalidad y toda una fauna de personajes de la jet costa azul que no tiene nada que envidiar a la marbellí. ¡Camarero...más de lo mismo para el duque clown!


Por ponerle nombres: Ava Gardner y Humphrey Bogart. Lo único coherente junto con la frase de Edmond O,Brien: A partir de ahora se limpia usted sus ceniceros. La condesa, materialmente descalza, apegándose a sus raices, a su verdad. El director, con la espiritualidad descalza y la cartera necesariamente calzada, que de integridades no se come.



Productores y dinero: Mas vacíos. El conde y sus antepasados: Un salto al vacío más absoluto. ¿Che sará sará? El destino vestido de fatalidad. La lluvia empapando la tierra fúnebre... Pero ¿saben una cosa? Recordaré el sol que resplandece tras la tormenta. Ese mismo sol al que se tumbó, magistralmente, Ava Gardner después de arrojar lejos de si el albornoz para ser admirada por los hombres. ¡Genial!


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