martes, 25 de noviembre de 2008

DE MAYERLING A SARAJEVO (MAX OPHÜLS - 1940)


La fuerza interpretativa con que Gabrielle Dorziat me conmovió en Les parents terribles de Cocteau fue el motivo de que me acercase a esta película de Ophüls, en busca de una actuación similar de la actriz francesa. Debo decir que Gabrielle está magnífica pero en un escalón más bajo que su trabajo como aquella atípica tia solterona que se cuestionaba si lo que estaba pasando era un drama o un vodevil. Aun así, repito, lo hace bien y confirmó mis primeras impresiones.

En cuanto a Max Ophüls, de quien había visto "Madame de..." con dos monstruos del cine como Vitorio de Sica y Charles Boyer, también me ratifico en mi consideración de buen cineasta de historias un poco trasnochadas. Protocolos, conveniencias, razones de estado y otras perlas de este cariz son el trasfondo primero y último de una película de interés más histórico que argumental y que viene bien para repasar el famosísimo atentado de Sarajevo y sus repercusiones para la paz del mundo.


Alguna crítica leida por mi viene en establecer una cierta comparación de Ophüls con Lubitsch. En mi opinión, más allá de sus orígenes europeos y un cierto paralelismo en sus vidas, emigración incluida, las coincidencias son mínimas. Comparten cierta afinidad por el cine histórico, por la nobleza y los palacios, y, si me apuran, cierto sentido del humor, pero a partir de aquí Lubitsch, cual Marathon Man, se dispara y a Ophüls le faltan "piernas" para seguirle.


De todos modos, la película deja su mensaje. Las ideas progresivas del heredero al trono asustaban al "orden establecido". Sus sentimientos amorosos eran un atentado contra las conveniencias y las moralidades de las clases poderosas. Es ahí donde la figura de la madre del heredero, Gabrielle Dorziat, pone el contrapunto, la complicidad y la fina ironía. Entre tanta pomposidad y tanto protocolo, Gabrielle pone el verdadero toque de distinción.



1 comentario:

Jack dijo...

De Max Ophüls he visto Lola Montes y me impresionó favorablemente. Tiene una narrativa fuera de lo común.