domingo, 9 de noviembre de 2008

EL COLOSO DE ROMA (GIORGIO FERRONI - 1964)


De vez en cuando alterno un cierto cine de prestigio con otro ciertamente desprestigiado como es el peplum o lo que toda la vida se llamó cine de romanos. Las razones de esta alternancia no están muy claras. Tal vez una vuelta a aquel cine despreocupado de la infancia, tal vez la seducción del género de aventuras o incluso la necesidad de introducir el cine de evasión en mis habituales ciclos de filmografías mucho más sesudas y comprometidas. No sé. El caso es que lo hago, sin esperar demasiado de este tipo de films.

El coloso de Roma es un film italiano dirigido por Giorgio Ferroni quien allá por los 60 ya realizó unas cuantas incursiones en eso del peplum: La conquista di Micene, La guerra di Troia, Leone di Tebe o Coriolano, heroe senza patria, fueron algunos de sus títulos. En El coloso de Roma contó con la participación de uno de los "musculitos" más famoso del género, Gordon Scott, quien juntamente con Steve Reeves manejaban bien el tarro de los linimentos en esta clase de películas.

No obstante, he de decir que esta película está claramente por encima de la media y presenta un argumento interesante y original. No es habitual encontrarnos con películas de romanos que hagan referencia a ese período de la historia en que Roma no era sinónimo de imperio sino únicamente de ciudad que acababa de derrocar a su rey Tarquino y que se iniciaba de forma balbuceante en el gobierno republicano. Esto representa un valor en el film de Ferroni que no compensa las carencias habituales de este género pero que el espectador valora y agradece. No todo van a ser Césares, legiones y cristianos crucificados.

Por otra parte, su trama, donde se mezclan lealtades, traiciones, bellaquerías máximas, heroicidades y algún que otro "milagrito" pues se deja ver e incluso pueden acabar dando por buena esta sesión de tarde o de noche bien surtida de "pressing catch" romano.

Tras estos momentos de "recreo" infantil, en mi agenda se vislumbran películas de Dreyer o Ford que evidentemente serán otra historia.

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