martes, 11 de noviembre de 2008

LA LEGION INVENCIBLE (JOHN FORD - 1949)


El cine de John Ford tiene sus constantes vitales. La familia, los sentimientos, la lealtad, las situaciones cómicas y un descarado toque irlandés son algunas de ellas. En ocasiones hay que sumarle el Far West como escenario y la Caballería como ejemplo de valor, integridad y servicio. Y siempre o casi siempre: John Wayne.

Este es su cine. Lo tomamos o lo dejamos. Para muchos resulta demasiado dulzón como si las flechas comanches fuesen dardos de Cupido. Y aunque es bien cierto que Cupido suele presentarse con éxito a los castings de Ford sus películas van más allá y se sumergen con tacto y delicadeza en las profundidades humanas. Tomemos como ejemplo la convulsión interior del capitán Nathan a consecuencia de una jubilación inminente o en el diálogo magistral con el jefe indio: "Somos viejos para hacer la guerra pero podemos impedirla".

Yo soy de los que tomo el cine de Ford. De los que me gusta su "violencia" imprescindible y descafeinada. Cuando quiero sublimarla me encomiendo a Peckinpah lo mismo que cuando quiero ver la cara humana y doliente me refugio en Tourneur. Pero Ford me regala los valores humanos de la aventura, las flores ante una lápida o el calendario con que el protagonista pretende engañarse a sí mismo llenándolo de cruces. Ese es el Ford que me gusta.

Las diligencias, las cabalgadas a través de espléndidos escenarios naturales, los indios con sus majestuosos gorros y sus pinturas de guerra me devuelven a mis años infantiles con aquel fuerte de madera y los soldados apostados. Pero el resto, me ayuda a mirar al frente...








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