Interesante punto de partida y deficiente desarrollo. Este es el resumen de Salvatore, película que nos muestra la escuela de la vida como alternativa o, si así lo prefieren, como complemento a la educación oficial.
Probablemente, muchos adultos desempeñarán sus profesiones y oficios con mucha menos habilidad que lo hace este chiquillo, huérfano y con la responsabilidad de sacar una familia adelante. Claro que, esto es cine, y lo que aquí cabe dentro de lo posible, en la realidad se da de bruces con un sistema protector que imposibilita cualquier heroicidad de supervivencia.
Y lo que aquí plantea Gian Paolo Cugno no es más que las deficiencias de ese sistema. La suficiencia de Salvatore quiere sustituirse por la insuficiencia administrativa, la convivencia familiar reemplazarse por las soledades del asilo y del orfanato. Y aunque lo plantee en tono de semi comedia, la realidad es dura y cruel, como el muchacho saqueando la casa recién abandonada. Ahora bien, la cosa no se arregla con profesores pluriempleados, directores de colegio permisivos, asistentes sociales atacadas de los nervios, mafiosos intermediarios con corazoncito y carabinieris mirando para otro lado. La cosa difícilmente tendrá arreglo pero en cualquier caso deberá ir por un camino distinto a las clases particulares entre tomates de invernadero.
De todos modos, se apunta un problema y eso ya es algo. ¿La solución? ¿Mañana? Quizás. De todas maneras, llevamos ya tanto tiempo esperando que se arreglen cosas como estas...
Probablemente, muchos adultos desempeñarán sus profesiones y oficios con mucha menos habilidad que lo hace este chiquillo, huérfano y con la responsabilidad de sacar una familia adelante. Claro que, esto es cine, y lo que aquí cabe dentro de lo posible, en la realidad se da de bruces con un sistema protector que imposibilita cualquier heroicidad de supervivencia.
Y lo que aquí plantea Gian Paolo Cugno no es más que las deficiencias de ese sistema. La suficiencia de Salvatore quiere sustituirse por la insuficiencia administrativa, la convivencia familiar reemplazarse por las soledades del asilo y del orfanato. Y aunque lo plantee en tono de semi comedia, la realidad es dura y cruel, como el muchacho saqueando la casa recién abandonada. Ahora bien, la cosa no se arregla con profesores pluriempleados, directores de colegio permisivos, asistentes sociales atacadas de los nervios, mafiosos intermediarios con corazoncito y carabinieris mirando para otro lado. La cosa difícilmente tendrá arreglo pero en cualquier caso deberá ir por un camino distinto a las clases particulares entre tomates de invernadero.
De todos modos, se apunta un problema y eso ya es algo. ¿La solución? ¿Mañana? Quizás. De todas maneras, llevamos ya tanto tiempo esperando que se arreglen cosas como estas...
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