La sombra de la senatorial caza de brujas es alargada. Lo mismo que la del ciprés, Y todavía alcanza a Edward Dmytryk, visto lo visto. Solo así puede explicarse las críticas negativas en exceso a una película que supuso la mayor inversión de la Paramount en el año 1964 así como un gran éxito de taquilla.
Basada en un best seller del prolífico Harold Robbins, narra la ascensión de Jonas Cord a la cúspide de un imperio económico que negociaba con aviones lo mismo que con plásticos así como con el propio cine. Esta es una película mas de esas que tratan el cine desde dentro pero lo hace, no desde la óptica del cine y su mundillo sino desde la esfera del money money, del dinero que llama al dinero, del dólar que confiere el poder, la gloria y las mujeres.
Se ha dicho que guarda cierto paralelismo con la vida de Howard Hughes. Y ciertamente algunos de los personajes están claramente "emparentados" con stars cinematográficas de los 30. Es clara la relación Carroll Baker (Rina) con Jean Harlow, el rubio platino las delata, e incluso se habla de la posibilidad de que el papel de Martha Hyer (Jennie) fuese el equivalente a Joan Crawford. Sin embargo, y en mi opinión, el film no precisa de estas semejanzas para convencer al espectador.
Bueno, no es un convencimiento absoluto. Tiene sus lagunas. Ese lado oscuro del protagonista que condiciona su actitud de defensa agresiva y sus planteamientos negativos y fatalistas ante el concepto de familia estable, merman un tanto el film. Son buenos planteamientos para películas como Psicosis pero aquí las cosas van por otros derroteros, por lo que tratar de explicar las maldades inexplicables por la vía de la psicología freudiana es un riesgo innecesario. El espectador se contenta con millonarios pisoteando con garbo al personal, con sexis chicas boom envueltas en visones y con una colección de barrabasadas y perlas gramaticales a diestro y siniestro. No es preciso que en el fondo sean buenos.
Papel que ni pintado para George Peppard, actor que tal vez hubiese despuntado de no haber sido porque en aquellos años había otro, al que todos recordamos, que daba idéntico perfil para papeles como este pero que además tenia una calidad superior.
Por último, mencionar a Alan Ladd, nuestro recordadísimo Shane, quien fallecería poco después, victima de una mezcla letal de tranquilizantes y alcohol. Es posible que su actuación sea la más destacable de una película por la que no se tirarán cohetes pero que tampoco hay que denostarla en exceso.
Basada en un best seller del prolífico Harold Robbins, narra la ascensión de Jonas Cord a la cúspide de un imperio económico que negociaba con aviones lo mismo que con plásticos así como con el propio cine. Esta es una película mas de esas que tratan el cine desde dentro pero lo hace, no desde la óptica del cine y su mundillo sino desde la esfera del money money, del dinero que llama al dinero, del dólar que confiere el poder, la gloria y las mujeres.
Se ha dicho que guarda cierto paralelismo con la vida de Howard Hughes. Y ciertamente algunos de los personajes están claramente "emparentados" con stars cinematográficas de los 30. Es clara la relación Carroll Baker (Rina) con Jean Harlow, el rubio platino las delata, e incluso se habla de la posibilidad de que el papel de Martha Hyer (Jennie) fuese el equivalente a Joan Crawford. Sin embargo, y en mi opinión, el film no precisa de estas semejanzas para convencer al espectador.
Bueno, no es un convencimiento absoluto. Tiene sus lagunas. Ese lado oscuro del protagonista que condiciona su actitud de defensa agresiva y sus planteamientos negativos y fatalistas ante el concepto de familia estable, merman un tanto el film. Son buenos planteamientos para películas como Psicosis pero aquí las cosas van por otros derroteros, por lo que tratar de explicar las maldades inexplicables por la vía de la psicología freudiana es un riesgo innecesario. El espectador se contenta con millonarios pisoteando con garbo al personal, con sexis chicas boom envueltas en visones y con una colección de barrabasadas y perlas gramaticales a diestro y siniestro. No es preciso que en el fondo sean buenos.
Papel que ni pintado para George Peppard, actor que tal vez hubiese despuntado de no haber sido porque en aquellos años había otro, al que todos recordamos, que daba idéntico perfil para papeles como este pero que además tenia una calidad superior.
Por último, mencionar a Alan Ladd, nuestro recordadísimo Shane, quien fallecería poco después, victima de una mezcla letal de tranquilizantes y alcohol. Es posible que su actuación sea la más destacable de una película por la que no se tirarán cohetes pero que tampoco hay que denostarla en exceso.
2 comentarios:
Los dos protagonistas de esta película tuvieron en ese momento sus dos oponentes muy difíciles de superar. De verdad que recuerdo que esa película me impactó en ese tiempo, pero no me preguntes porque, ya que no me acuerdo. Pobre Mula, la estoy cargando mucho.
George Peppard que no destacó como gran actor si tuvo suerte con la serie El Equipo A
Saludos
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