martes, 11 de noviembre de 2008

PIERROT EL LOCO (JEAN LUC GODARD - 1965)



 Mientras escribo esta crítica estoy escuchando la BSO de Chinatown de Roman Polanski pero ni por esas. Todo parecido con el cine negro es pura y absoluta confluencia de hados, destinos favorables y generosidad por parte de los espectadores. Ya sé que, aproximadamente el cincuenta por ciento de los que lean esto coincidirán conmigo y que el otro cincuenta no. Este es el sino de las películas de culto y Godard sabe darle a la máquina de fabricar churros cultos como nadie. Ya lo demostró en El desprecio. Claro que allí al menos estaba la Bardot y BB no es la Karina en lo que a alegrar la vista se refiere.

Para aquellos que ya me han puntuado negativamente antes de acabar la lectura (evidentes godarianos de pro) les diré que, no obstante todo lo que acabo de decir, Godard me ha gustado mucho más de lo habitual. No en el argumento, prácticamente inexistente, pero sí en su función de desmaquillador de una sociedad en decadencia intoxicada de spots publicitarios de coches de lujo, leches hidratantes y lacas para el pelo... "¿Captas?". Y me ha gustado también por su humor altamente inteligente - el único habitante de la luna asediado por consignas comunistas y coca colas- y memorable - para enmarcar- la escena del embarcadero y el hombre que escuchaba, digamos "música celestial".

Godard realiza un film surrealista, aunque compendiar todo el cine que lleva dentro en una sola frase es una osadía por mi parte. No obstante, considero que esa es la línea principal del film. La secuencia de la gasolinera es un ejemplo de ello, a lo Laurel and Hardy. La escena del matón enano, otro. Pero el surrealismo es un arma muy afilada y puedes acabar cortándote. Cortar los hilos que atan la realidad a la cordura es un terreno todo lo filosófico y vital que queramos pero que con frecuencia desemboca en el absurdo y en lo ininteligible.

Godard consigue mantenerse en esa delgada línea que separa los fracasos de las obras maestras. Probablemente son los riesgos de un cine personal que intenta remover cimientos sociales. Aquí la cosa le salió, digamos, medianamente decente, entre absurdos, muertos "atijereados" y arsenales en ruta hacia el África Subsahariana. De ahí mi valoración, en la misma línea de equilibrio entre la nada y el infinito: Interesante.



3 comentarios:

Pepe del Montgó dijo...

Te agradezco esta actualización de mi memoria pero la mula no va a la misma velocidad que mis deseos. De verdad que me estás recordando un montón de películas que me gustaron

Anónimo dijo...

Hola,

Agradezco el enlace a Plumas de Caballo que has puesto en tu blog. Yo también he añadido uno al tuyo.

¡Saludos!

Jack dijo...

He retomado la actividad, así que tendré que visitarte a menudo para estar "al día"