jueves, 31 de diciembre de 2009

CAMPANADAS A MEDIANOCHE II (FATHER CAPRIO - 2009)


En mi post anterior les hablaba de las mejores películas vistas por mí en el 2009. Pero el último día del año es momento de propósitos. De descabezarse algún sueño cuanto más imposible mejor.

Tal día como hoy del 2008 les dejé mis particulares campanadas cinematográficas. Eran doce uvas peliculeras apropiadas para ir tomando durante los doce meses del año. Mi amigo Jack puede dar fe (y lo ha hecho maravillosamente en su blog) de su sabor, a veces en su punto, a veces demasiado dulzón e incluso algo agrio. 12 uvas como la vida misma. Gracias Jack.

No quiero que esa tradición se rompa. Por ello voy a proponer doce nuevas uvas. Cada una de ellas encarnada en una película que dejo anotada en mi agenda. Una para cada mes de este año nuevo que empieza y al que no le pido mucho, tan solo que conserve la salud de mis seres queridos y me permita seguir disfrutando de la amistad de todos ustedes.

¡Y luego digo que no pido mucho!





La emperatriz Yang Kwei-fei










El limpiabotas













Crash










M El vampiro de Dusserdolf














Muerte entre las flores













Ordet (La palabra)














Carretera perdida















No toquéis la pasta












Uno de los nuestros













Giulietta de los espíritus











El arca rusa












El diablo era mujer









UN BRINDIS POR EL 2010 Y POR TODOS USTEDES:







lunes, 21 de diciembre de 2009

UNA NAVIDAD DE CINE (FATHER CAPRIO - 2009)



La Navidad y el final del año son tiempo de balances, de cerrar un ejercicio analizando si el saldo ha sido positivo o, por el contrario, hemos acabado descosidos por todas partes. La crisis, indudablemente, ha marcado el año 2009 para los españoles, pero si, entre tanto desastre económico y financiero, hemos conseguido que el amor y la amistad sobrevivan, el año 2009 habrá sido un año excelente.

Y por ello quiero brindar con todos ustedes, que en un momento u otro se han acercado a estas páginas desde la comunión de aficiones, para que en estas fiestas, entre zambombas y villancicos, entre cava y mantecados, o entre abrazos y regalos, tengamos un recuerdo para el cine, ese cine nuestro que ha sido el comienzo de una gran amistad entre todos ustedes y este aprendiz de todo y maestro de nada.

Father Caprio.





Les dejo con mi selección de las 12 mejores películas vistas por mi en el 2009.




jueves, 17 de diciembre de 2009

QUO VADIS (MERVIN LEROY - 1951)


Probablemente la inmensa mayoría de quienes se asomen a este comentario se retirarán a toda velocidad. No está la vida como para detenerse en lecturas de antiguas películas de romanos como es el caso de Quo Vadis. Las legiones de Tarantino y otros procónsules arrollan las Galias cinematográficas. ¿Dónde va el menda este con Quo Vadis?. Y tienen razón. Si es que no voy a ninguna parte, muy al contrario me quedo.

Me quedo en un cine donde se curraban los guiones y donde ser actor significaba algo más que ponerse al frente de una cámara y si lo exige el guión despelotarse. Me quedo con un cine donde la música transportaba el sueño y donde el tiempo se detenía. Donde la sangre y las vísceras no subían necesariamente la nota de la película. Donde los efectos especiales eran casi propios de Merlin el encantador.

Y eso es Quo Vadis, una historia del mundo que se entrega al espectador para que la deguste. No lleva etiquetas de "veracidad contrastada". Quien quiera realidades "carbono-14" que se apunte al Canal Historia. La historia de Nerón, de Petronio, de Lucano y de tantos otros pudo ser así o de otra manera. A mí me da igual. Pero lo que me cuentan me agrada, en sus fondos y en sus formas. No es una fotocopia del pasado pero tampoco ciencia ficción. El incendio de Roma allí estuvo, los cristianos también como una afrenta a la gloriosa Roma de los dioses paganos, el Coliseo estuvo y está para que los incrédulos pisen su arena y sientan aún el olor de los leones embalsamando el aire del siglo XXI. Y el cine, y en este caso LeRoy, me lo acerca hoy hasta esa ventana donde se asoman las maravillas que en el cine han sido.

Quo Vadis es de esas películas que uno no sabe cuantas veces se ha visto. Que no puede explicarse porque casi todos saben de que va. Pero que están ahí aunque las modernidades se empeñen en echar tierra encima a estos clásicos y ya ni siquiera las cadenas televisivas se acuerden de ellos. Tal vez me obstine en no darme por vencido y seguirla recomendando a quienes la vieron, porque recordar es volver a vivir y a quienes no la vieron para que puedan hablar y juzgar con conocimiento de causa.

Al final sin contarles nada, creo habérselo dicho todo.




viernes, 11 de diciembre de 2009

EL JUGADOR (ALLAN DWAN - 1955)


¡Me gusta jugar al poker y perder! le decía un tertuliano a otro. ¿Y ganar?, preguntaba el segundo algo extrañado. ¡Ganar deber ser la leche!. Pues eso. Disculpen este chiste si no se rieron y si se rieron pónganlo en el haber de aquel genio del humor en serio como fue Eugenio.

El jugador es la historia de lo que pasa cuando uno pierde siempre. Situación poco proclive a bromas, chanzas y chistes y totalmente incompatible con las finanzas. Cuando uno pierde siempre o muy a menudo se le suele poner cara de mosqueo, los ojos entrecerrados tipo estreñimiento, y un espasmódico tembleque en los dedos de la mano que los hace cerrarse de forma impulsiva pero firme sobre el revolver.

Retrato de una timba algo dudosa podría subtitularse y sin duda la cosa sería acertada. Claro que al retrato hay que ponerle marco preferentemente dorado. Y así el oro, con su fiebre, desencadenan en mayor o menor grado los acontecimientos del film. Si es que hasta el tema musical se llama Hearth of Gold. El oro es la zanahoria que mueve a la lagarta prometida. El oro es la causa de que la ociosa sociedad del pueblo minero, despierte de sus seculares vagancias dispuestas a localizar como sea el plano del tesoro linchando de paso todo lo que se les ponga por delante.

En un plano ligeramente retirado tenemos una historia de amistad entre dos hombres que acabarán enfrentados por una mujer, si bien es un enfrentamiento muy distinto al convencional. A la mujer solo la quiere quien la desconoce. Quien la conoce actúa como el buen samaritano, acudiendo al rescate del amigo ciego. Y en el fondo del escenario, una cursi casa de señoritas a la busca de un buen marido. Al respecto me pregunto ¿No sería una casa de lenocinio puro y duro camuflada por las censuras carpetovetónicas hispanas? Si ya lo hicieron con Mogambo ¿Porqué no aquí?.

Con la misma pareja protagonista que en “Ligeramente escarlata”, Allan Dawn compone un trabajo hecho con oficio pero que apenas deja huella en la memoria. Payne me sigue pareciendo un actor algo insulso y Rhonda Fleming una pelirroja de aquí te espero, con curvaturas del círculo y otras perspectivas bien trazadas pero que, dada la época cinematográfica que le tocó vivir, no pudo ser conocida en muchas profundidades. Aquí se convierte en el centro de atención a pesar de la semi pamplinería de la casa de señoritas con buenos modales y en busca de buenos partidos, que por cierto no se de donde los iban a sacar si ahí se jugaban hasta las chanclas de la playa.

Como curiosidad. Un tal Ronald Reagan, presidente de los EEUU, antes de Obama y de muchos otros. ¿Haciendo prácticas para futuros conflictos internacionales? Tal vez. En cualquier caso, le ponemos un aprobado alto.




domingo, 6 de diciembre de 2009

LA COMEDIA DE LOS TERRORES (JACQUES TOURNEUR - 1964)


Me pregunto si esta película realizada por Tourneur en 1964 tuvo alguna clase de influencia en la formación de aquella inigualable pareja cómica, insignia del spanish humor surrealista que fueron los admiradísimos Luis Sánchez Polack y José Luis Coll, Tip y Coll para su amigos, que fuimos todos los españoles. Porque, viendo a Price y Lorre, nos damos cuenta de que en España pudieron faltar muchas cosas pero el humor de los señores de negro no.

De todas formas les confieso que tuve que ver la película hasta tres veces para intentar hacer una valoración lo más justa posible. En el primer visionado reconozco que me reí con algunos gags, como la subida nocturna por la escalera ornamentada con bustos grecorromanos, los gorgoritos-terremoto de la diva del bel canto a lo Cantafiore o cuando Mr. Black espada en mano se "despacha" contra un biombo con sorpresa. Sin embargo, al acabar el film tuve la misma sensación extraña que imagino tuvieron los espectadores de la época y que ocasionó cierto fracaso comercial.

Como suelo hacer habitualmente, después de ver una película contrasto mi opinión con otras de la red. Las de Filmaffinity en primer lugar. Luego otras, tales como las de Ozu,s world o de IMDB. Fue llegando a este punto que observé grandes discrepancias entre la floja valoración de Ozu y la de otros aficionados que la calificaban poco menos que de obra maestra. Por ello, no queriendo ser injusto con mis calificaciones volví a repasarla. Me detuve entonces en la genialidad de algunos diálogos. Especialmente mordaces los del funerario Trumbull con su esposa:

- Aléjate que me contagias el dinero.
- ¿Me rechazas?
- Hasta que no te conviertas en alcohol, si

Estimulado por este descubrimiento de valores no demasiado apreciados en mi primera visión pues me dije aquello de "no hay dos sin tres" y no piensen que no descubrí nada nuevo. Todo lo contrario, me di cuenta de que las interpretaciones de Price, Lorre, Rathbone, Karloff, la diva Joyce Jameson y ¡hasta el gato! eran geniales. Parecían personajes sacados de los comics más descerrajantes.

Y acabé sintiéndome tan a gustito entre venenos, ataúdes, asesinatos, carrozas mortuorias, féretros con una vida útil de trece años, muertos que no se mueren ni a tiros. Tanto es así que como mi tocayo y paisano Peret acabé tarareando:

¡No estaba muerto, estaba de parranda!...


viernes, 4 de diciembre de 2009

LA BELLA Y LA BESTIA (JEAN COCTEAU - 1946)



Edgar Morin, pensador francés, en su ensayo "El cine o el hombre imaginario" (1956) pone de manifiesto los paralelismos entre el cine y los sueños. El cine es ilusión de quien lo crea y de quien lo observa. Me quedo con esta frase especialmente tras haber visto La Bella y la Bestia de Cocteau, donde el sueño se hace arte. El séptimo. Y es que la película sobrepasa los límites de nuestros aparatos de TV o aquellas pantallas grandes donde los espectadores más afortunados pudieron ver el film. Y los sobrepasa para apoltronarse cómodamente en su hábitat natural: en esa parte desconocida de nuestro cerebro donde se gestan los sueños, porque Cocteau crea mis sueños. Si, leyeron bien, "mis sueños". Tal vez en eso consista el surrealismo.

En una época donde el cine lleva la consistencia de lo real a extremos donde el espectador acaba húmedo de sangres, sordo de estampidos y hasta cansado de tantas carreras sin sentido, con todas las excepciones que ustedes quieran, que serán aceptadas por mi, La belle y la bête de Jean Cocteau nos remite no solo a un cuento de hadas tradicional - eso también lo hace Disney - sino a nuestros propios sueños, a nuestras íntimas (y confesables) fantasías. O dicho de otra forma. Cuando sueño esta historia la sueño de la misma manera que Cocteau. Y las manos que agarran los candelabros, son las mismas. La que sirve el vino también. El susto del padre, nuestra pesadilla. El ballet de Belle entre cortinas al viento, nuestra sonrisa de relax en la profundidad del sueño. ¿Cocteau oficiando de Freud? Es una forma de verlo.

El análisis de este film ya ha hecho correr ríos de tinta. Añadir algo original es imposible. Sin embargo me gustaría exponer aquí una idea que se me ha quedado después de leer a los que de verdad saben de esto. Y es que, a diferencia del sentido original del cuento, donde se plantea el dualismo belleza interior-belleza física, aquí se añada un tercer elemento, otro dualismo, el de belleza recompensa versus fealdad castigo. La flecha certera de Diana pone las cosas en su sitio, de forma que el bello pero malvado Avenant "otorga" su rostro a una Bête cuya hermosura interior ya había enamorado a Belle.

Muchas lecturas que seguro que encuentran. Hay quien argumenta simbología masónica. Puede ser. Yo por mi parte me quedo con ese universo onírico de bosques, de nieblas, de caminos que se abren y se cierran, de caballos blancos, de llaves mágicas, de rosas, de agua en el cuenco de las manos...

Obra maestra. ¡Que grande es el cine!