jueves, 29 de octubre de 2020
DER HERRSCHER (VEIT HARLAN, 1937)
viernes, 23 de octubre de 2020
THE LAUGHING POLICEMAN (STUART ROSENBERG, 1973)
martes, 20 de octubre de 2020
THE MISTERY OF THE MARY CELESTE (DENISON CLIFT, 1935)
Este film de Denison Clift significa una posible solución al enigma de entre las infinitas posibles. Las pocas piezas ciertas que se conocen encajan bastante bien en lo que podría ser el puzzle final propuesto por la película. De cualquier manera, esta cuestión es de una importancia menor y no es valorable desde el punto de vista cinematográfico. Las variables a considerar son otras: interpretación, dirección, fotografía, etc. Y en este terreno considero que la película flaquea, y lo hace en ocasiones por circunstancias ajenas y en otras por las suyas propias.
Entre las circustancias ajenas debe incluirse la mala calidad de la copia que está circulando y la sensación que tiene el espectador de que se le escamotean escenas que podrían dar al conjunto una mayor coherencia. Quizás no sea ajeno a esto el hecho de que existan dos versiones, la británica y la estadounidense, con una diferencia entre ellas de 20 minutos de metraje en la americana (la británica no está localizable). El escaso presupuesto, que podríamos entender como circunstancia propia, da lugar a que determinados momentos claves (por ejemplo algunas muertes entre la tripulación o la misma desaparición del capitán y su prometida) no se visualicen sino que se dejen al buen entendimiento que se nos supone, lo que resulta un recurso fácil y evidentemente poco comprometido. La presencia estelar de Bela Lugosi, con una buena actuación en un rol bastante alejado de sus habituales y terroríficos personajes si bien supone un punto a favor no resulta suficiente para modificar nuestra floja impresión de la película.
En definitiva, estamos ante un aceptable intento de resolver el misterio del Mary Celeste en la línea " Y no quedó ninguno" de Agatha Christie, que explicando algunas de las circunstancias objetivas que se produjeron nos genera cierto descuadre respecto a otras (me estoy refiriendo, por ejemplo, al papel que juegan los dos capitanes rivalizando por conquistar a la mujer).Fuese cual fuese la realidad,nunca se sabrá, así que cualquier solución que se proponga ha de tener cierta coherencia, no necesariamente con los hechos probados, sino con la inteligencia del espectador y no hacernos sentir como marineros revisando redes en busca de cabos sueltos.
Puntuación: 5,00
jueves, 15 de octubre de 2020
CAGLIOSTRO (RICHARD OSWALD, 1929)
lunes, 12 de octubre de 2020
L'HOMME DE LONDRES (HENRI DECOIN, 1943)
Aunque han habido otras versiones cinematográficas de la novela (la de Bela Tarr en 2007 goza de merecida fama) este trabajo de Henri Decoin me ha hecho sentir como si, transgrediendo los límites de mi propia realidad, estuviese paseando por los muelles, invisible por la espesa niebla, deteniéndome para tomar un calvados en el café-baile Moulin Rouge y escuchar los sueños rotos de Camelie la buscona, al tiempo que el aire se llena de las notas de una melodía
Le brouillard est son complice
Et tant pis pour la police
L’aventure aime la nuit
Un auténtico clásico. Una obra no sé si desconocida u olvidada pero magistral.
viernes, 9 de octubre de 2020
SORTILEGES (CHRISTIAN-JAQUE, 1945)
Pierre Mac Orlan (1882-1970), fue el escritor francés que acuñó el término "fantastique social". A diferencia del fantástico tradicional, que se basa en la irrupción de lo sobrenatural en la vida cotidiana, el fantástico social tal como lo concibe Mac Orlan tiene su origen en los trastornos sociales generados por la modernidad : los fantasmas y otras criaturas malvadas son reemplazadas por figuras equívocas, pero humanas, como, por ejemplo, Jack el Destripador, Landrú o el vampiro de Düsseldorf (*)
Mac Orlan autor de la obra en la que se basó Le quai des brumes de Marcel Carné asociaba el término a los temores de una sociedad de entre guerras inquieta por acontecimientos que les sobrepasaban y ante los que se sentían indefensos. Esto que en el film de Carné, habitualmente encuadrado en el "realismo poético", es solamente el sustrato, adquiere su verdadera dimensión en "Sortilèges", donde la figura de "Le campanier" (Lucien Coëdel) se une a las de otros Landrús históricos desde la inmovilidad de una pequeña aldea de montaña en la que parece no pasar nada, ni siquiera el tiempo, pero que, bajo sus tejados cubiertos de nieve, se desarrolla una lucha, quizás incruenta pero sin cuartel, entre todos los sentimientos que puede contener el alma humana: Amores y odios, alegrías y tristezas, miedos y supersticiones, amarguras y sobre todo celos...
La película de Christian-Jaque es como esas pinturas en las que se mezclan diversas tonalidades pero que, en el resultado final siempre hay una que predomina sobre las demás. Una sobre la que, como se dice, se han cargado las tintas. Y esta no es otra que los celos. Hasta tal punto llega la desproporción que el mismo Campanier al encontrar a Marthe, la adinerada prometida de Pierre, espiando a través de una ventana, la censura así: " Hay países donde a las persianas parece que las llaman celosías" (un juego de palabras muy al estilo Prevert), sin embargo no perdamos de vista los demás componentes porque sin ellos el resultado final sería evidentemente otro. Así la magia, las supersticiones, el asesinato, una moneda entre los dientes como comunión de oro y hasta un caballo negro, como figura apocalíptica sobre la nieve tienen su lugar único e imprescindible.
De todas formas, el film, en sus primeros quince minutos, posee tal variedad de inusuales registros (la magia y el poder representados por la raíz de la mandrágora y la sangre de las palomas, los toques de una campana señalando al desorientado viajero la senda segura, el asesinato de un tratante de caballos, la moneda entre los dientes "expiando" la culpa del asesino y una mano rígida que solicita auxilio en el último estertor), que augura una narración donde lo sobrenatural va a ocupar un lugar de privilegio. Sin embargo, todo esto resulta accesorio ante una sencilla historia de amor y celos, en la que el leñador Pierre se debate entre el amor anejo a la pobreza y la indiferencia amorosa confortable. Todo lo demás acaba intrigando y sobrecogiendo pero resulta accesorio y frustra nuestras iniciales expectativas. Quizás en esto consista ese "fantastique social" del que les hablaba, en sentir que la vida sigue fluyendo y que en su rededor acechan los mismos misterios eternos aunque vestidos de modernidad.
Los blancos y negros de Louis Page recuperan ese expresionismo que siempre sentó bien a lo "fantastique", la negrura de un caballo mancillando con su galope la blancura de la nieve es un caramelo para un buen fotógrafo y Page demuestra su categoría. El guión y los textos de Prevert, con esos sobreentendidos y juegos de palabras, se adaptan bien a la historia y la acercan al espectador, aunque de vez en cuando el ramalazo poético se nos figure poco creíble en una sociedad de atavismos profundos. Quien, a mi juicio, sale excelsamente favorecido es Fernand Ledoux en su interpretación de Fabret, apodado "la liebre", padre de Catherine, la novia pobre de Pierre. Para encuadrar la escena en que acude junto a su hija a la fiesta de Guillaume "el gordo" y su baile con la anciana mas sorda y más vieja del lugar. Una interpretación que sumada a la que realizó en "L'homme de Londres" es una clara invitación a revisar otros trabajos suyos.
En definitiva, un fin que propone mucho, que ilusiona mucho, pero que acaba dispersándose en una historia romántica al uso, dando la sensación de que, con una mano magnífica, no se han sabido jugar correctamente las cartas.
Puntuación: 6,50
(*) Wikipedia
miércoles, 7 de octubre de 2020
LA HORA DE LAS PISTOLAS (JOHN STURGES, 1967)
viernes, 2 de octubre de 2020
NIGHT UNTO NIGHT (DON SIEGEL, 1949)
El hecho de que Ronald Reagan haya pasado más a la historia como presidente de los EEUU de América que como actor de cine entra dentro de la lógica más aplastante. La Historia (con mayúsculas) tiene sus escalafones y estar al frente del país más poderoso del orbe se suele anteponer a las cualidades artísticas, aunque algunos mandatarios sean más dignos del club de la comedia que de otra cosa. Una frase atribuida a Xavier Cugat afirmaba que como había sido un mal actor sería un mal presidente. Sin entrar en si fue mejor o peor presidente (este no es el foro adecuado) lo que es evidente es que ambas cosas no guardan relación alguna. Y por zanjar la cuestión artística, Reagan fue un actor “normal”, como tantos actores “normales”, que se adaptaba bastante decentemente a los westerns y que, incluso en otros registros, acababa consiguiendo el aprobado.
Por su parte Viveca Lindfors, cuyo parecido con Ingrid Bergman hizo que se depositasen en ella muchas esperanzas como posible nueva perla de Hollywood, tampoco es una actriz para que redoblen los tambores y se encienda la traca final. Al menos no en esta película. Pero cumple bastante bien en un personaje psicológicamente complejo alterado por la muerte en circunstancias trágicas de su esposo Bill, cuya voz afirma escuchar en la mansión que fue su residencia.
Cierto es que una película es siempre algo más. No basta un actor “normal” y una actriz cumplidora. El argumento, la consistencia del guion, la fotografía y el elenco en su conjunto forman parte en su justa proporción de la valoración total. Y es aquí donde quiero detenerme porque he leído comentarios que achacan al film un tono altamente depresivo, al yuxtaponerse la epilepsia de John Galen (Reagan) con los comportamientos psicóticos de Ann (Lindfords). No niego la realidad. Esto forma parte fundamental de la historia pero no por ello estamos ante una película lacrimógena o depresiva sino ante dos seres con unos problemas que, es evidente desde el principio, se resolverán mejor en compañía que en soledad. No hay que confundir el interés por los dramas humanos con la morbosidad o con sentimientos depresivos. A veces toca comedia disparatada y a veces dramas humanos. Simplemente eso.
Resaltar el excelente trabajo de Broderick Crawford, actor que no pasa nunca desapercibido. Da vida a un dibujante de novelas rosas y pintor cuyos pensamientos (no sé bien si espiritualistas o espiritistas) son el contrapunto perfecto a las ideas agnósticas de John Galen. En referencia a las presuntas alucinaciones de Ann y coherente con su creencia en una forma de vida tras la muerte, afirma: “Ver la muerte como el final de todo es despreciar la vida”. Evidentemente, esta afirmación y otras similares que abran posibilidades a ultramundos o dimensiones paralelas no tienen cabida en el materialismo a ultranza de John, un bioquímico que busca en Florida la tranquilidad y el reposo que su enfermedad requiere.
Sea como sea, la película transpira espiritualidad. Su propio título original deriva de una frase del salmo 19 relativa a la creación del universo y es sacada a colación por el propio Shawn (Crawford) cuando explica a un doctor que atiende a John las razones que le llevaron a pintar un cuadro que llamó La búsqueda:
- “Intenté mostrar la lucha del hombre contra la muerte “…
- “El salmo 19 me ha inspirado: Los cielos cuentan la gloria de dios, la obra de sus manos anuncia el firmamento, el día al día comunica el mensaje y la noche a la noche transmite la noticia.”
Un gran caserón en la playa de Florida, filmado magistralmente por John Peverell Marley (habitual de Cecil B. de Mille con dos nominaciones a los Oscar), un ambiente sobrecargado, barroco y tenebroso sugerente de conflictos extraños y tormentas internas así como uno de esos huracanes típico y tópico de los cayos configuran un escenario perfecto para que dos vidas llevadas al límite acaben reconstruyéndose mutuamente.
He dado poca vela al papel de Osa Massen como Lisa la hermana de Ann. Su odio fraternal, sus rencores enquistados, sus descarados intentos de seducción y su adicción al brandy sin ice resultarían totalmente prescindibles en la trama si no fuese porque toda explosión, aunque sea la de los sentimientos, precisa de una chispa, y ella es capaz de personificar a la vez la llama, la chispa y hasta el detonador.
En definitiva, una película que nos deja una sensación extraña donde nos cuestionamos aspectos diarios de la vida y quizás de la muerte, donde aparecen esos miedos que todos tenemos a la enfermedad y a lo desconocido. ¿Depresiva? Seguramente después de verla tardemos un rato en tocar las castañuelas. No es una buena opción si andas un poco “tocado”.¿Interesante? Sin duda.
Puntuación: 7,00