lunes, 26 de mayo de 2014

THE GODDESS (WU YONGGANG - 1934)


Entre los diferentes cambios que ha impulsado el cine (y posteriormente la TV) en la sociedad, uno de los más importantes ha sido el de extender las diferentes culturas de nuestro planeta a todos los espectadores. No resto merito a la importancia de la literatura pero es evidente que el lenguaje visual es mucho más incisivo y directo y su impacto sobre el conocimiento es mayor. La lectura añade matices imposibles para el cine y por eso además de un cinéfilo curioso siempre seré un infatigable lector, pero la fuerza de las imágenes en movimiento es innegable. 

Lo anterior viene a cuento porque en ocasiones se tiene el concepto equivocado de la prostitución en Oriente al entender que la figura de las geishas podría ser extensible más allá del sub universo nipón. Esta película del año 1934 pone de manifiesto dos cosas: que la prostitución no estaba bien vista en la China de la época y que en nombre de la moralidad se cometen las más horribles aberraciones. Si quisiéramos detenernos en estas cuestiones, probablemente deberíamos interesarnos por las similitudes entre geishas y prostitutas en el mismo país del sol naciente e incluso cuestionarnos si las geishas con toda su sumisa parafernalia eran aceptadas o no socialmente. 

Disertaciones aparte, lo que es evidente es que The goddess, nombre con que se conoce a las prostitutas chinas, es una película que critica a una sociedad capaz de destruir dos inocentes vidas humanas (la madre y su hijo) al tiempo que rezan sus plegarias dándose golpes de pecho, siendo indiferente si la religión es el budismo, el sintoísmo, el taoísmo o cualquier otra. Incluso, si alguien nos dijese que la acción tiene lugar por estos parajes nos lo creeríamos y si nos aseguraran que sucede en este siglo XXI pues también podría ser. 

Con el punto de referencia de Sanghai “la nuit” el film narra la supervivencia de una mujer, madre soltera, que para mantener y educar a su hijo no encuentra otro camino que ejercer la prostitución. Una vida difícil y dentro de lo posible, rutinaria, que se ve alterada como consecuencia de una redada policial que la obliga a refugiarse en la casa de un gangster local que, bajo la amenaza de vender al niño se convierte en su chulo. Los vecinos del nuevo barrio en el que viven y donde el niño empieza a acudir a la escuela, consiguen que las autoridades del colegio expulsen al alumno simplemente por la condición de su madre. Desesperada, toma la decisión de empezar una nueva vida pero las cosas se complican.

Curiosa la vida de la actriz Ruan Lingyu (magnífica en el film) que tras ser acosada y criticada por la prensa debido a asuntos de carácter sentimental se suicidó a la edad de 24 años y más curioso todavía dado que había protagonizado recientemente un film sobre la vida de la actriz Ai Xia (New woman, 1934) quien también se suicidó por similares motivos. Terrible coincidencia. 

Película muda, aunque las talkies ya habían despegado en USA desde el 27. Y es que, del mismo modo que en Norteamérica, el tránsito desde el silente al sonoro resultó mortal para muchos actores y actrices, máxime si tenemos en cuenta los múltiples dialectos diferentes al mandarín que se hablaban en la inmensa China. Por ello, los chinos fueron remisos, de alguna manera, en incorporarse al cinema hablado. No obstante, esta circunstancia no merma un ápice la calidad de un film notable que además se entiende muy bien sin necesidad de ponerle voz. 

Puntuación: 8.00 

jueves, 22 de mayo de 2014

LA CORONA DE HIERRO (ALESSANDRO BLASETTI - 1941)



La mezcolanza de referencias encontrada en esta película es de lo más variopinta.  Por un lado tenemos  el drama shakesperiano focalizado principalmente en Hamlet, por otro la evidente  similitud con los orígenes del personaje de Tarzán cuidado de niño por las fieras salvajes y, no son menos claras, las referencias a la figura libertadora de Robin Hood. Quizás algo menor la relación con La Bella y la Bestia, simbolizadas por la princesa Elsa y su padre el rey Sedemondo, pues si bien el rey parece humanizarse en la relación con su hija incluso ofreciendo todos sus tesoros por su felicidad, finalmente la sordidez de la real bestia vuelve a aparecer y precipita los acontecimientos.

La película narra en clave de cuento o fabula la historia del rey de Kindaor quien tras asesinar a su propio hermano al final de una batalla con un pueblo rival, toma el poder y se proclama rey.  En aquel tiempo una comitiva extranjera transporta, con dirección a Roma y al Sumo Pontífice, una corona de gran valor conocida como la corona de hierro por estar revestida del metal de los clavos de Cristo. Esta joya tiene el poder de  detenerse en aquellos lugares donde domina el mal y la injusticia y no retomar su camino hasta que estos son vencidos. Los esfuerzos del rey Sedemondo por desembarazarse de ella son inútiles y además  debe escuchar la profecía de una vieja mujer del bosque cuyos augurios hablan de la muerte de su hija (que aún no ha nacido) por amor al hijo de su propio hermano. El rey toma todas las medidas posibles para burlar el destino, pero este sigue inflexible su devenir.

Film de elevado presupuesto para la época, con espectaculares escenas  de acción, grandes movimientos de masas y un buena elección de  paisajes y construcción de monumentales decorados. Una obra que, realizada durante la  segunda contienda mundial fue recompensada con la copa Mussolini (mejor film italiano en el Festival de Venecia de 1941) a pesar de lo cual la crítica que se realiza al poder despótico del rey Sedemondo no fue bien vista por las autoridades nazis quienes llegaron a afirmar que de haber sido dirigida por un alemán, este habría sido inmediatamente fusilado. Ciertamente tanto Blassetti como alguna de las actrices militaban con mayor o menor relevancia en el “lado oscuro de la fuerza”  pero, sinceramente, no he notado en las críticas al film que este hecho fuese un condicionante importante en su valoración.

No quiero con ello decir que estemos ante una obra magistral. Nada más lejos de la realidad. Esta mezcla de drama shakesperiano y fábula infantil se queda a mitad camino de ambas cosas y no acaba resultando. El príncipe Arminio medio Tarzán medio Robin Hood se nos vuelve ridículo con esa especie de honda con la que efectúa malabarismos circenses. La bruja del bosque con su rueca y sus premoniciones  y esa hija del rey asesinado por Sedemondo tras matar a su propio hermano que promovía una relación en paz, se nos vuelve una Blancanieves del bosque liberando hermosos ciervos.

Si en Venecia se premió el dinero invertido, la dirección de grandes masas o la espectacularidad (hoy algo limitada especialmente por el deterioro de las copias que normalmente se visualizan) pues se entiende. Si se premió otra cosa,  la justicia no parece haber sido ciega como está mandado…

Acreditadas firmas han valorado el film. En líneas generales coincido plenamente con ellas. Sin embargo, a diferencia de otras  opiniones leídas el argumento no me parece confuso sino que, a mi entender, se queda en una peligrosa tierra de nadie por lo que hace al espectador de destino. Es probable que, en su día, los niños no abriesen desmesuradamente los ojos (e incluso algunas escenas fuesen inapropiadas para ellos) y los adultos luchasen por mantenerlos abiertos. En el presente, ambos dormirían a pierna suelta.

Puntuación: 6.05

domingo, 18 de mayo de 2014

MAIGRET, TERROR DEL HAMPA (GILLES GRANGIER - 1963)



Dar vida cinematográfica a las novelas negras de George Simenon con el inspector Maigret como protagonista es una tarea complicada. Cada uno de nosotros hemos puesto facciones a los distintos personajes, hemos regado por la noche las calles de París, hemos dibujado sombras en sus paredes, hemos sido asiduos de los nights clubs, hemos amueblado las comisarías y hasta, si me apuran, hemos subido un Pernod a Monsieur le commissaire desde el bar de la esquina, en pleno interrogatorio. Trasladar todo esto a la pantalla grande, condensarlo en hora y media de cine y además contentarnos a todos los lectores es misión imposible. Gilles Grangier no sale mal parado del intento y desde luego Jean Gabin es el mejor Maigret que conozco.

La línea divisoria con el polar francés es tenue. Es cierto que en otros films de Grangier con Maigret como figura estelar (ej. Le desordre et la nuit) la inclusión en el género negro es más acertada, sin embargo otras veces como sucede en este caso los gangsters no son suficiente argumento para modificar un aroma a policial francés con el inimitable estilo Simenon.

Basada en la novela, Maigret, Lognon y los gangsters, “Maigret voit rouge” (Maigret terror del hampa, aka) es un trabajo que consigue mantener la atención de los espectadores. La historia gira alrededor del intento de asesinato y posterior secuestro de un hombre, por unos gángsters llegados a Francia desde Saint Louis en América. La agresión al inspector Lognon  lleva a Maigret a tomar las riendas del caso personándose en el club Manhattan regentado por un italo americano propietario del coche que utilizaron los pistoleros.

Algunos críticos de la película echaron de menos un dialoguista como el habitual en los films de Grangier: Michel Audiard.  Sin restar méritos a nadie los diálogos son correctos, directos e incisivos. Entre lo que caracteriza a Maigret aparte de una excepcional percepción sicológica de los distintos implicados están las frases concisas, justas y en el momento y con la fuerza apropiadas. Con ellas no consigue ser literalmente el “terror del hampa” pero los hampones saben con quién se están jugando los cuartos…

Puntuación: 7,15


domingo, 11 de mayo de 2014

TENSION (JOHN BERRY - 1949)




Tensión es uno de esos films que, si no esperas demasiado encuentras algo mientras que si te creas demasiadas expectativas seguro que sales defraudado. 

John Berry fue uno de esos directores estadounidenses sospechosos de actividades antiamericanas. Su carrera  se vió cercenada por esta circunstancia y acabo dirigiendo en Europa. Por lo poco visto de él podríamos decir aquello de “apuntaba buenas maneras”. Trabajó mucho en la serie B gestionando presupuestos más bien escasos con eficacia. Además de esta Tensión deberemos repasar He ran all the way (Yo amé a un asesino - 1951) o incluso Casbah (1948) para formarnos una opinión mucho más válida.

Siempre he defendido la importancia del guión como piedra angular de cualquier película. Un guión infumable no lo salvarán los mejores actores del mundo pero si la cosa no alcanza extremos imposibles, los actores pueden poner cierto grado de remedio. Sin llegar al milagro, claro… Por el contrario un buen guión puede sobrevivir con éxito aunque los actores no estén a la altura.

En “Tensión” la situación es intermedia: El guión es correcto y los actores tienen la calidad justa. Richard Basehart es un profesional muy versátil que, por lo general, nunca defrauda. Junto a él una Audrey Totter que a pesar de los misiles bajo su camisola nunca acabó de convencerme, ni siquiera en aquella frivolité que, por la manera de filmarse, resultó ser La dama del lago de Robert Montgomery. En el lado de la ley, Robert Sullivan y William Conrad, simplemente correctos. Y en un papel menor Cyd Charisse, de la que, al no bailar no podemos disfrutar de sus largas y esbeltas piernas, pero que, a cambio, disfrutamos de belleza y talento. Con sus pros y sus contras, en su conjunto el elenco podemos considerarlo como aceptable y correcto.

Resumiendo brevemente: El encargado de una farmacia nocturna, con gran variedad de productos en una diversificación habitual en los EEUU de los 60, trabaja y ahorra para comprar una vivienda en una zona de nueva construcción. Su mujer no comparte sus intereses y aprovecha el horario de su marido para pendonear con tipos con dinero, llegando al extremo de abandonar a su esposo. El farmacéutico después de intentos fallidos de reconciliación y tras recibir una humillante paliza urde un plan para desembarazarse del rival. Los policías resolverán el caso con técnicas de psicología estrechando el cerco sobre los distintos sospechosos. De hecho, el título “Tensión” hace referencia a estas técnicas policiales que llevan al sospechoso al límite de lo soportable.

Bajo la apariencia de cine negro encontramos en realidad una película claramente psicológica. En primer lugar el comportamiento de Warren Quimby (Basehart) absolutamente dependiente de su mujer resulta indigno y humillante. Desde el primer momento queda claro para los espectadores que la mujer (Totter) es una pelandusca del tres al cuarto y que su marido pertenece al club de pardillos máximos cornamenta incluida. Cada vez que  regresa a su apartamento y abre la puerta de la alcoba le corroen las sospechas acerca de si su mujer estará allí o no. Hasta que un día no está y ve confirmados sus pensamientos más oscuros. Nueva humillación en pelea playera con el amante. Y a partir de ahí, cambio radical, como si fuese tan fácil dejar en la cuneta lo que uno es.

Para mayor endeblez argumental no parece muy creíble que un Basehart con lentillas pueda no ser identificado por la policía con un Basehart gafipasta. Bueno, en realidad si lo reconocen, pero tras un rato largo divagando. Y aunque la cordura parece hacerse un lugar en la escena del crimen, tampoco le hace mucho favor al argumento. Y no les digo más para no desvelarles el desenlace.

Este tipo de películas “colegio” donde se instruye al espectador sobre técnicas policiales de sicología aplicada para desenmascarar delincuentes siempre esconden gato encerrado. Evidentemente los garantes de la ley no van a descubrir todas sus cartas. Pero además en este caso, me parece que se confunde la tensión aplicada sobre el criminal con las trampas que se le tienden y en las que cae irremisiblemente.

No considero que estemos ante un noir. Las playas de Malibú no necesitan de sombra alguna. Además, los noir, enrevesados o no, suelen dejar atados los cabos con mayor o menor claridad. Aquí no, lo importante es el determinante de las conductas y los valores íntimos y personales. Y en ese juego de sentimientos la presencia de Cyd Charisse ofrece algunos momentos excelentes, especialmente uno en que debe enfrentarse a la verdad junto al hombre al que ama. Sale del aprieto con un éxito rotundo y demuestra que además de bailar sabía actuar.

Puntuación: 6,25

sábado, 3 de mayo de 2014

EL HOMBRE PERDIDO (PETER LORRE - 1951)




Una voz en off nos introduce en la película asegurándonos que está inspirada en distintos casos reales. Es cierto que las vivencias de la población alemana en una situación posbélica ofrecían argumentos para muchísimos films. Un país derrotado y dividido, donde muchos individuos disfrazan con falsas máscaras su verdadera identidad mientras esperan que el transcurrir del tiempo enfríe los odios y restañe heridas.

Este es el panorama al que se enfrenta un grandísimo actor metido en tareas de dirección, una vez retornado a su Alemania natal. Un hombre que se convirtió en uno de los imprescindibles del cine USA de su tiempo y que junto a actores de la talla de Bogart, Gable, Boyer o el propio Cary Grant participó en obras imprescindibles de la filmografía mundial. La presencia de Peter Lorre y sus ojos saltones ha conferido un plus de calidad a cualquier film que contase con su presencia. Sin embargo en su vuelta a su país de origen, tratando de sobrevivir al demonio de la morfina que llevaba tiempo pisándole los talones, no consigue el éxito merecido con esta excelente película. Podría hablarse de la maldición de los actores que se meten en tareas de dirección (valga el ejemplo de Charles Laughton)o incluso podría decirse que la sociedad alemana no aceptó que quienes abandonaron el barco volvieran buscando el reconocimiento y el aplauso. Su “go home” a Marlene Dietrich fue toda una declaración de sentimientos. Sin embargo, a mi parecer la causa principal del fracaso de una película que resistió únicamente diez días en las pantallas germanas fue que habían pasado demasiados años desde la derrota y de la euforia de una liberación se había pasado a un goteo persistente de humillaciones que no podía por menos que minar la capacidad de aguante de un pueblo. Daba igual la calidad del film de Lorre, los viejos trapos no debían removerse.


El film narra en clave de flashback la historia de un médico alemán cuyas investigaciones secretas son transmitidas a las fuerzas aliadas a través de su secretaria y a la vez prometida. Informado de tal circunstancia por los agentes nazis que controlan sus trabajos, pone fin a la vida de su novia y descubre en él la existencia de sentimientos asesinos. Los miembros del espionaje alemán le ayudan a esconder su crimen y le permiten continuar con sus investigaciones biológicas. De todos modos, este hecho marcará su vida especialmente, cuando años después se reencuentre con uno de sus ayudantes.


Un film negro, género tan propio de Lorre, expresionista de pura cepa alemana y sobre todo valiente por el tema que encara. Y es que a mi juicio Lorre es algo así como el hombre perdido que se reencuentra, en su regreso desde el exilio dorado del cine USA, con sus propios orígenes sin que sea casual un guión donde se entremezclan , en sabias dosis, historias tipo “M el vampiro de Dusserlof con el cine de espionaje y contraespionaje ubicado en la II WW. El reencuentro con el cine de Fritz Lang también parece evidente…

¡Ah, se me olvidaba! Sería conveniente que dispusieran en su salón de un ambientador anti tabaco.


Puntuación: 8,40