viernes, 20 de febrero de 2009

LA DAMA DESCONOCIDA (ROBERT SIODMAK - 1944)



Robert Siodmak es, sin duda, uno de los maestros del cine y un auténtico especialista en el género negro. Películas como La escalera de caracol, Pesadilla, El abrazo de la muerte o la inconmensurable Forajidos, lo acreditan. Pues bien, en este suma y sigue, hay que hablar de un trabajo magnífico, La dama desconocida, film de escaso presupuesto donde la profesionalidad de Siodmak suple con imaginación cualquier tipo de estrecheces.


Debo decir que una de las cosas que más me ha gustado del film es la simplicidad de su argumento. Esto no suele ser demasiado habitual en el cine de intriga, donde, generalmente, el guión suele tener tal cantidad de recovecos que el espectador acaba hecho un auténtico lío y a lo máximo que llega es a identificar a "los malos", personajes de "oscuros y enrevesados" motivos. Aquí no. Aquí, el planteamiento es simple. Varón casado y con problemas maritales no puede justificar su coartada la noche que su mujer es asesinada. Ya está. Esto es todo. O casi todo, que el resto no puede ni debe contarse, pero que, les aseguro, que está en la línea de la sencillez argumental.


Pero La dama desconocida merece algunos comentarios adicionales. Por una parte, el buen trabajo y la calidad como actriz de Ella Raines, una habitual de Siodmak y cuya filmografía, no muy prolífica, merece ser revisada. Por otra parte, Elisha Cook, buen secundario donde los haya y al que recordamos, además de sus típicos y tópicos papeles de matón de medio pelo, por su trabajo en The Killing (Atraco perfecto) de Kubrick. Aquí nos ofrece una magnífica actuación como batería casanova y sinvergüenza, maravillosa sesión de jazz incluida. Algo similar sucede con Thomas Gómez, actor de esos que no parecen estar pero están y al que hemos visto en La mujer pirata o Una aventurera en Macao pero al que recordamos especialmente al frente de la corte de matones que acompañaban a Edward G.Robinson en Cayo Largo.


Con momentos de innegable tensión, luces y sombras propias del género y una banda musical que acompaña bien, aunque no incorporó a los títulos de crédito la canción Cheek-ee-Cheek, circunstancia por la que los compositores demandaron a la Universal, la película tiene un aire Detour (serie B, imaginación, buen cine negro) que le sienta de maravilla


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