viernes, 10 de julio de 2009

CARTA A TRES ESPOSAS (JOSEPH L. MANKIEVICZ - 1949)

La soltura de Mankievicz en el terreno de la psicología tiene mucho de natural y algo de aprendido. Sus estudios en la materia, aunque inacabados, le facultan para añadir a su sillón de director y entre paréntesis "doctor en artes freudianas". En mayor o menor medida todas sus películas se benefician de esta habilidad de explorar con espíritu científico y profesional el oscuro terreno de las motivaciones. Los porqués, las frustraciones, los qué dirán, los pensamientos inconfesables o incomprendidos, ponen mesa y mantel en el cine de Mankievicz.La fauna freudiana campa a sus anchas por su cine. Recuerden La condesa descalza o Eva al desnudo, por citar solo dos de las más significativas.

Pero además este director americano de ascendencia polaca tiene la excepcional habilidad de manipularnos a nosotros los espectadores. Y estoy convencido que nos manipula conscientemente, que juega con nosotros, que nos lleva y nos trae, como sólo los grandes directores saben hacerlo. Y esta manipulación no es casual sino dirigida y orquestada. En este sentido, los flashback y la voz en off, a los que era aficionado, tienen una importancia capital. Mediante estas técnicas Mankievicz nos hace cómplices. Nos otorga información privilegiada. Nos acerca los mimbres para tejer el cesto. Pero no nos confundamos, el cesto lo teje él, como tiene que ser. Por eso es uno de los grandes. Por si tienen alguna duda de quien es el tejedor, les recuerdo la obra magna, cum laude y lo que quieran, La huella.

Y de igual manera que en esa película es un delito contar la trama a quien aún no la haya visto y un asesinato desvelar el final, en Carta a tres esposas es muy conveniente para el disfrute ajeno no desvelar ni el contenido de la carta ni mucho menos las consecuencias de la misiva. Pero ello no impide que les diga que tres mujeres alejándose de la orilla y dejando atrás el teléfono de la serenidad para pasar una feliz fiesta de la primavera es una absoluta jugarreta para ellas y un regalo a los espectadores.


Efectivamente, tienen mucha razón, los móviles, tan necesarios ellos, han quitado el encanto y el suspense a muchas historias...




1 comentario:

deWitt dijo...

Maravilloso Mankievicz como siempre!

Además de la inteligente utilización de los flashbacks, la imagen congelada en Eva al desnudo, me parece una genialidad.

Carta a tres esposas te mantiene en vilo durante casi dos horas, pero lo mejor, es que te olvides de que falta "algo" por resolver. Ahí radica para mi la grandeza de este director! Lo mismo ocurre con Eva al desnudo, La huella, incluso con De repente el último verano. Esa manipulación de la que hablas es fantástica.

Buena reseña!