martes, 20 de octubre de 2009

EL ÚLTIMO (F.W.MURNAU - 1924)




La única razón para que esta película no esté calificada con un 10 estriba en su final. Un final que le fue impuesto a Murnau por una productora, UFA, temerosa de que la sensibilidad de los espectadores quedase herida en extremo. Vamos, que a sus cuentas bancarias les venía mejor maquillar el crudo y duro retrato de una vida desprovista de esos soportes externos que la hacen soportable, aunque eso supusiese cierta perdida de coherencia e integridad en la obra del realizador alemán.

Desconozco si los espectadores de la época saldrían de los cines con ánimo optimista y diciendo parabienes de la película. Es posible. Pero el arte cinematográfico salió perdiendo. Y si no perdió aún más fue gracias a Murnau y a su realizador de fotografía Karl Freund. Ambos nos han dejado una obra absolutamente genial e innovadora, tanto por su carencia de textos como por lo que respecta a una cámara que rompe su inmovilismo histórico y lo mismo se mece en el vaivén de las puertas giratorias del Hotel Atlantic que se desplaza etílicamente sobre las paredes de una sórdida habitación.

Y haciendo de la cámara un lujo, Emil Jannings, actor cuya fuerza interpretativa es tal que si tenemos algo de sensibilidad, ésta queda absolutamente perpleja ante su actuación. Y no es nada, pero que nada fácil interpretar a un hombre al que en un instante se le derrumba un mundo que, por mucho que se trate de un mundo de apariencias y oropeles, no deja de conferir cierto "status". Ese paso marcial, ese saludo militar, ese aire de bon-vivant, ese paternalismo pillín con las señoritas bajo el paraguas. Todo al garete, Todo al carajo. Y si hay un actor que no solo interpreta sino que sufre con mayúsculas y no contento con ello, hace sufrir a los espectadores ese es Jannings.


Sé que los espectadores más jóvenes fruncen el ceño cuando se les habla de cine en blanco y negro y encima mudo. Es normal. A mí también me pasaba. Pero un día descubrí una joya como Sunrise del propio Murnau. Luego otra como Avaricia de Von Stroheim y desde entonces ha cambiado bastante mi forma de entender el cine. Claro que habrá quien dirá, y con razón, que yo también me he hecho mayor...

1 comentario:

ANRO dijo...

GENIAL, con mayúsculas y sin paliativos pese al final impuesto. Tengo esta peli en mi deuveteca como una joya, al igual que "Amanecer"(mi preferida de Murnau) y por supuesto Avaricia.
No se si es patrimonio de las personas adultas, mayores o vejestorios el placer de gozar de estas joyas. Hace meses, cuando comentaba que fui a ver el Fausto de Murnau en el lujoso auditorio de Gran Canaria, vi a muchìsima gente joven, lo cual demuestra que este cine interesa a las nuevas generaciones. Solo hay que fomentarlo.
De momento sigamos en la buena labor de darlo a conocer.
Un abrazote.