martes, 13 de enero de 2009

DOBLE SACRIFICIO (GEORGE CUKOR - 1932)


El centro del universo cinematográfico de George Cukor es, como cualquier aficionado conoce, la mujer y la sensibilidad femenina, sensibilidad que el director nacido en Nueva York de orígenes húngaros podemos decir que compartía, dada su abierta homosexualidad de la que no renegó en ningún momento. Y en ese universo, como estrella fulgurante, Katharine Hepburn protagonista de títulos míticos: Mujercitas, La costilla de Adán o Historias de Filadelfia. Y también una de las protagonistas principales de esta película sobre la abnegación femenina donde Cukor no ha derivado todavía hacia la "nueva mujer" que reclama su sitio en la sociedad, un tanto a costa de los lugares tradicionales asociados a los valores masculinos, como sucederá en obras posteriores, sino que se detiene en valores más tradicionales, mas fordianos, para entendernos, como la capacidad de sacrificio y el soporte del peso de la familia. El sacrificio de la hija recuerda más a aquellas mujeres irlandesas retratadas por John Ford que a modernas abogadas de La costilla de Adán.

Claro que eran otros tiempos y la formación evolutiva de un director, por muy Cukor que sea no surge de la noche al día. Y, podemos asegurar que esta película se encuadra en un proceso de crecimiento fílmico donde Cukor no era Cukor sino un aspirante aventajado que demostraba buenísimas maneras y que contó con la presencia absolutamente profesional de una Katharine Hepburn que se estrenaba en el oficio que la encumbraría a lo más alto. Es ella la que saca adelante un proyecto algo sepia, como de otra época y un tanto trasnochado, con actores que al provenir de un cine con más expresiones que sonidos, tienden a la sobreactuación.

Resulta interesante desde la óptica del estudio del cine de Cukor o incluso si nos queremos regalar un personal ciclo sobre Katharine Hepburn, pero más allá de todo esto, desprende un cierto tufillo a rancio dejando además la sensación de obra inacabada con terrenos insuficientemente explorados, especialmente el de las enfermedades mentales hereditarias.

John Barrymore y Billie Burke, correctos, Elizabeth Patterson como la tía Hester, francamente bien, pero el notable alto se lo lleva nuestra querida Katharine prometiendo lo que luego llegó a ser, una excelente actriz.






1 comentario:

Pepe del Montgó dijo...

George Cukor es un director perfecto para la comedia americana y como tu dices capaz de sacar lo mejor de cada mujer en sus películas. No conocia su homosexualidad.