lunes, 10 de agosto de 2009

EL SECRETO DE LOS BORGIA (MITCHELL LEISEN - 1949)


Hay una especie de corriente de opinión cinéfila en favor de Mitchell Leisen. Bueno, pues presento mi instancia de ingreso en papel del Estado y con sellos y tasas incluidas. Llevo algún tiempo comulgando con estos ideales y creo que ha llegado el momento de pasar a la acción. La unión hace la fuerza se decía en Televisión (evidentemente Española) allá por los 60. Pues eso. Ahora bien, en la letra pequeña de mi solicitud de adhesión a la causa Leisen se cita de forma expresa a Bride of vengeance (La máscara de los Borgia) como la única película para la que no puede hacerse uso de mi voto, que mi adhesión no implica patentes de corso en mi nombre. Faltaría plus.

Y lo digo con el corazón absolutamente "partío"
, que Paulette Goddard daba para una Lucrecia de campanillas, con sus morbosidades incestuosas y sus anillos cargados de veneno, pero no, la Lucrecia de Leisen se mueve entre ambigüedades de buena chica puesta en el mal camino por las tramas inconfesables de su hermano Cesar Borgia. Tal parece que la historia de los Borgia se hubiese descafeinado adecuadamente con el fin de adaptarla a una época de códigos y moralidades extremas tratando de superar la tijera de la censura. Esto no hubiese sido necesariamente malo si hubiese llovido café (cierto que sin cafeína) y no este brebaje impresentable.

El propio Ray Milland rechazó el guión por infumable. La Paramount le suspendió el contrato un par de meses que Ray dedicó al ski y a la náutica. El tiempo, juez inexorable que quita y da razones, se la dio y la crítica se ensañó con el film. Ciertamente ni John Lund como Alfonso D´Este ni Macdonald Carey como Cesar Borgia son rescatables de la mediocridad absoluta de un film donde, siendo generosos, podríamos salvar de la quema a Paulette Godard y a ese destello de imagin
ación en que, gracias a la pinacoteca de Tiziano, se descubren las cualidades demoníacas del susodicho.

La presencia de un Raymond Burr en su línea malvada (versión histórica) parece ponerle un poco de coherencia interpretativa a la cosa. Puro espejismo. La inflada aparatosidad de un final tan previsible como teatral le hace un flaco favor (valga lo de flaco).

Ahora, eso sí, reitero mi solicitud.




2 comentarios:

ANRO dijo...

No conozco muy bien la filmografía de Mitchell Leisen, pero tiene algunos títulos en la década de los cuarenta que podrían ser interesantes, especialmente los escritos por Billy Wilder. Esta peli que comentas me da a mí que debe tener un cierto encanto kitsch, pero nada más.
Muchas gracias por tu pase y te enlazo con muchísimo gusto. Es muy agradable entrar en tu página y oir ciertas melodías que vale la pena seguir oyendo.
Un abrazote

Crowley dijo...

Un blog de lo más interesante que he visto a través del de Anro. Me hago seguidor sin duda alguna y te invito a pasar por el mío si tienes un hueco.
Saludos
Nos leemos