jueves, 5 de julio de 2007

ESPAÑA SE ESCRIBE CON B




No, no estoy descuidando las más elementales normas ortográficas. Me refiero, naturalmente, al universo hispánico cinematográfico.

Y no es precisamente porque nuestro cine sea de clase B, aunque muy boyantes financieramente no hemos andado nunca sino porque la letra B es una constante en nuestra filmografía.

Consideremos por una parte ese programa televisivo de la tarde de los sábados: Cine de Barrio que evoca aquellos años “felices” de películas más “felices” aún. Los años del landismo, de Pili y Mili, del irrepetible Paco Martínez Soria, de las folclóricas y de tantos otros que han ido llenando un baúl que más que el de los recuerdos es el de los olvidos por mucho que Parada y Carmen Sevilla se empecinen en rescatarlas.

Aquí me gustaría hacer una precisión y es la siguiente, la acidez de mis críticas va dirigida únicamente hacia los guiones y los temas, en continua batalla con eludir censuras y darle al mundo esa imagen de playas, sol, turismo y olé. En absoluto contra nuestros actores de los que en alguna ocasión ya he dicho que “de haber sido las cosas de otra manera en España, nuestro elenco artístico habría hecho temblar al mismísimo Hollywood”.

Eran años del Bueno, Bonito y Barato. Del Spain is diferent. Del Vente a ligar a Mallorca, lo cual ya era un cambio sustancial respecto a aquel Vente a Alemania Pepe. Años del seiscientos y de los bikinis pudorosísimos. Años de El último tango en Paris, léase Perpignan. De Escala en Hifi y Los chiripitifláuticos. Después llegaría “la era del destape” cuando en el resto de Europa se estaban volviendo a tapar porque habían cogido frío.

Dentro de este contexto fílmico hispano, hay que destacar a sus ilustrísimas B: Bardem, Berlanga, Borau, Buñuel. Cine serie A disfrazado de B, como pretendiendo pasar desapercibido ó incluso debiendo emigrar para poderle gritar al mundo “Aquí estoy. Puedo hablar”.

Acabo de ver Simon del desierto de un aragonés genial y universal como Luis Buñuel y sinceramente es fácil entender porqué se rodó en Méjico. Una cinta respetuosa con una fe cristiana que Buñuel no tenía pero al mismo tiempo ácida con quienes se llaman creyentes, laicos o seglares da lo mismo, y no son mas que advenedizos, farsantes y manipuladores de la verdadera esencia de la religión cristiana.

Es imprescindible conocer la vida (no milagros en los que no creía) de Buñuel para entender películas como ésta pero una vez la conocemos, aunque sea someramente, disfrutamos de su obra en cada matiz, en cada frase y en cada fotograma.

En otra ocasión me extenderé sobre las otras B. Gracias a ellos el cine español hoy tiene directores de renombre y se ha encaramado a lo más alto. Hay buenísimos profesionales, mucho trabajo y calidad a raudales pero...la sombra de las B es alargada.

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