martes, 3 de junio de 2008

UNA PISTOLA AL AMANECER (JACQUES TOURNEUR - 1956)


Sinceramente no alcanzo a comprender el sentido de la traducción al castellano del título original del film de Tourneur, pues pistolas hay al amanecer, al atardecer, y hasta en la hora de la siesta. Es cierto que algunas marcan (¿ o debería decir “matan”?) más que otras, pero eso no es suficiente para singularizar de forma preferente las balas matutinas. Curiosidades aparte he de decir que Jacques Tourneur me sigue sorprendiendo y cada nueva película suya que veo me reafirma en lo que ya venía sospechando, que debo andar bastante verde en esto del cine para ignorar que Tourneur es mucho más que La mujer pantera y que debo " retornar al pasado" y repetir tantas y tantas asignaturas pendientes.

Estamos ante un buen western sin duda. No alcanza la categoría de Wichita ni la originalidad de En tierra generosa, pero es un buen western, con una Ruth Roman sobresaliente, por encima de Virginia Mayo y de Robert Stack, un guión excelente y con bastantes elementos diferenciadores de las películas del Oeste “más convencionales”. Así, no es frecuente plantear la difícil convivencia previa a la guerra civil norteamericana, entre unionistas y sudistas, con sus odios y sus fanatismos. Y tampoco resulta moneda común plantear historias del salvaje oeste con estas cargas de pasión, celos y deseos que inclusive conducen a la muerte. En este contexto de perfidias y frustraciones, la figura de Raymond Burr, aquel incorruptible Perry Mason de nuestras primeras andanzas televisivas pierde el in como pierde el dinero y hasta el idus. Y su trabajo cabe considerarlo como muy reconocible.

Dejo para el final uno de los aspectos que más me impresiona en las películas de Tourneur, la fotografía y el color. Ese color vívido pero templado, como suavizando la dureza de la sangre con la sal acuosa de las lágrimas. Tourneur, ya lo dije en otros comentarios, es el color pero también la vida y que concibe el western como un reflejo de la historia americana, donde las personas no son autómatas que disparan o que caen como muñecos de feria por el impacto de las balas, sinó personas que matan y personas que mueren, personas que sufren y que entierran a sus muertos, que pecan y se condenan o se redimen. Ese es Tourneur. Un grande, sin duda…




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