miércoles, 27 de junio de 2007

CINE SERIE B: LA IMAGINACION AL PODER






Creo que coincidirán conmigo en que en este siglo XXI el no estar informado podría tipificarse claramente como delito, tanta es la facilidad con que se puede obtener información de cualquier tema. Esto viene a colación porque tenía algunas dudas respecto a otro de esos conceptos que se manejan en la terminología cinematográfica: El cine Serie B.

Ciertamente la letra B ya augura una especie de segundo orden. Pero no está de más afinar un tanto el concepto acudiendo a Wikipedia:

“El cine Clase B (también llamado Serie B), apareció en los tiempos del sistema de estudios de Hollywood, entre los años 1930 y 1960.

Clase B era una película realizada con bajo presupuesto y actores principiantes, no reconocidos o en decadencia.

La clasificación se siguió usando luego de la caída de dicho sistema y se asocia comúnmente a producciones de baja calidad (se relaciona con el cine bizarro”

Y luego, respecto al cine bizarro se habla de absurdo, ridículo, contradictorio e ilógico así como de imposible etiquetación.

Bueno, estas definiciones nos van situando en materia. La cosa va de que no hay dinero. Eso está claro. Pero lo que no está tan claro es esa asociación con producciones de baja calidad. Porque, en mi modesta opinión, el cine es el arte de producir sensaciones en el espectador y esas sensaciones, esas buenas vibraciones que dirían los chicos de la playa, pueden proceder tanto de una película super cara con efectos especiales maravillosos y los actores más cotizados como de otra de un cineasta novel y con interpretes prácticamente aficionados. La historia nos va dejando multitud de ejemplos. Por ejemplo, la ópera prima de Polansky “El cuchillo en el agua” no deja de ser una película serie B, lo que sucede es que el director polaco es un fuera de serie y la obra, con sus lagunas que las tiene, incluye momentos geniales, encuadres y fotografías absolutamente perfectas y no creo que su calidad sea discutible.

Y otro ejemplo es el de la última película que he visto. Se llama Detour y su realizador es Edgard G. Ulmer. La calificaría como una road movie con algunas gotas de cine negro. Es una película de carreteras con esa dosis de aventura y suspense que tan apropiadas resultan para éste género. Y ciertamense te nota que el presupuesto anda muy pero que muy escaso. Hay mucho rodaje en interiores ó en el propio automóvil. Pero la película tiene su gancho y consigue interesar al espectador. Incluso con algún que otro plano cinematográficamente memorable como la orquesta en sombras acompañando la canción que perturba los sueños del protagonista.

Conclusión: En cine el dinero sigue sin dar la felicidad y hay costosísimas superproducciones que son auténticos bodrios mientras que trabajos “sin un duro“ calan en nosotros y nos producen esas sensaciones de las que antes hablaba. Aquí si vale aquello del 68 :” La imaginación al poder.”

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